El gobierno de Perú ha anunciado la creación de una zona de exclusión aérea en la región cocalera del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), como un esfuerzo por poner fin a los vuelos cargados de droga en una de las áreas de Suramérica con más tráfico de drogas pero sin vigilancia.
“Aquel vuelo que no se reporte a la Jefatura Aeronáutica será considerado vuelo hostil y vuelo ilegal,” dijo el presidente de la agencia antidrogas de Perú, Alberto Otárola, en una conferencia de prensa el 4 de febrero. Casi el 90 por ciento de toda la cocaína producida en el VRAEM sale por vía aérea.
Otárola espera que la zona de exclusión aérea entrará en vigencia en marzo, luego de la aprobación de una ley que le permita al gobierno interceptar aviones sospechosos de narcotráfico. El primer paso será instalar radares cerca de las fronteras con Bolivia y Brasil.
Análisis de InSight Crime
Casi la mitad de toda la cocaína producida en Perú proviene del VRAEM, la primera etapa de un puente aéreo a Bolivia, donde la base de coca se puede cristalizar para producir cocaína, y luego llevarla a los grandes mercados de consumidores en Brasil o enviarla rumbo a Europa. Según algunas estimaciones, hasta 72 toneladas de cocaína salen por vía aérea desde el VRAEM cada mes.
Perú había tenido anteriormente una política de interceptación de narcovuelos, durante el auge del puente aéreo entre Perú y Colombia, pero esta terminó abruptamente en el año 2001, luego del derribo accidental de un vuelo en el que viajaban una misionera estadounidense y su hija.
Después de ese incidente, el gobierno peruano cambió de estrategia y comenzó a intensificar los esfuerzos de erradicación de coca en el VRAEM y a destruir pistas de aterrizaje en lugar de interceptar aviones. Ambas medidas fracasaron: los narcotraficantes reconstruían sus pistas de aterrizaje en un lapso de 24 horas y la erradicación en la región perjudicó sobre todo a agricultores pobres en lugar de afectar a los traficantes.
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Cabe preguntarse si Perú tendrá la capacidad para interceptar narcovuelos en el VRAEM, una región que en su mayor parte carece de vigilancia. En septiembre de 2014, el gobierno anunció la construcción de 10 nuevas bases militares; sin embargo, según informes de IDL-Reporteros, los aviones que ingresan a Perú para reabastecerse de droga vuelan sobre “cuarteles, comisarías, puestos y bases” antes de encontrar un lugar adecuado para aterrizar. El gobierno está en el proceso de comprar aviones militares y cuatro nuevos radares, que supuestamente estarán listos en marzo de 2015.
Aunque el tema es controversial, las zonas de exclusión aérea y las políticas de interceptación pueden ser eficaces; de hecho, Colombia registró una reducción del 99 por ciento en los narcovuelos en 2014.