Las autoridades de Perú han destruido 54 pistas de aterrizaje clandestinas en una operación de gran envergadura contra el tráfico aéreo de drogas; un esfuerzo concertado para disuadir a los traficantes de utilizar el llamado puente aéreo entre Perú y Bolivia, pero uno que probablemente arrojará pocos resultados.
Expertos en demoliciones utilizaron más de cuatro toneladas de explosivos en el transcurso de una operación que se llevó a cabo en el Valle de los Ríos Apurimac, Ene y Mantaro (VRAEM) y la cual fue la más grande de dichas ofensivas, llevadas a cabo por las autoridades peruanas desde 2011, según la Associated Press (AP). La primera fase de la operación se llevó a cabo a principios de septiembre, momento en el cual se destruyeron 10 pistas de aterrizaje.
La AP informó que una vista aérea de la zona había mostrado evidencia de que varias pistas de aterrizaje destruidas a principios de este año ya habían sido reconstruidas. Dos de las pistas de aterrizaje destruidas en la presente operación ya habían sido reconstruidas cuatro veces este año, según el jefe de la policía antidrogas de Perú, el general Vicente Romero.
Funcionarios de seguridad dijeron a la AP que los narcotraficantes podían reconstruir una pista de aterrizaje en una sola noche, y con frecuencia pagaban a los residentes locales para que les ayudaran en el proceso.
Análisis de InSight Crime
La operación, que fue la más grande de varias ofensivas similares recientes, indica que las autoridades peruanas están haciendo un esfuerzo sostenido para desalentar el tráfico aéreo de cocaína fuera de Perú. Sin embargo, como sugieren los comentarios de funcionarios a la AP, atacar las pistas de aterrizaje sólo será una solución temporal a un problema grave.
Perú carece de cobertura de radar, lo que hace que sea prácticamente imposible atacar el tráfico aéreo. Las autoridades se han visto obligadas a operar desde el suelo, destruyendo las pistas de aterrizaje e intentando emboscar a los aviones de drogas cuando aterrizan. Material de la policía publicado por IDL-Reporteros ilustra una de estas operaciones que se llevó a cabo en julio, en la que las autoridades acamparon a la espera de un vuelo con drogas entrante y luego iniciaron un tiroteo con presuntos traficantes.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de Perú
En los años noventa, cuando el puente aéreo de Perú estuvo dirigido principalmente a Colombia, las autoridades emprendieron una exitosa campaña de interdicción que involucró el derribo de aviones sospechosos de transportar drogas. La estrategia de cortar el tráfico aéreo dio lugar a una enorme caída en la producción de coca. Sin embargo, tras el derribo accidental de un avión que en el que volaba un misionero estadounidense en 2001, esta estrategia fue suspendida.
Desde entonces, Perú ha vuelto a surgir como el primer productor de cocaína del mundo y el puente aéreo está de vuelta, esta vez con dirección hacia Bolivia y en algunas ocasiones a Paraguay, desde donde se envía la cocaína a Brasil. El VRAEM –donde se llevó a cabo la reciente ofensiva de las fuerzas de seguridad- es la región productora de coca más importante de Perú y un importante centro de tráfico aéreo. Se estima que el 90 por ciento de unas 200 toneladas de cocaína que se producen allí anualmente son enviadas hacia el exterior por vía aérea.