Las autoridades de Perú han observado un fuerte incremento en el número de hoteles, casas de apuestas y otros pequeños negocios en el área metropolitana de Lima, que son utilizados para lavar ingresos criminales, lo que generó dudas acerca de si la economía ilícita en ese país está creciendo tan rápido como la legal.
Los grupos criminales han aprovechado la creciente economía de Perú y el posterior crecimiento en los sectores de servicio, entretenimiento, turismo y construcción para lavar dinero del narcotráfico, informó Reuters. Según la policía, las tiendas que parecen obtener altos ingresos, mientras ofrecen precios extremadamente bajos, son una de las maneras más rápidas y fáciles de lavar dinero.
Uno de los principales métodos empleados es a través de hoteles de bajo costo. El fiscal antidrogas Jorge Cotrina, dijo a Reuters que ha habido un rápido aumento en el número de hoteles con habitaciones a un precio de entre US$10 y US$30, que a menudo reportan estar completamente llenos, en los registros que le dan a las autoridades, cuando en realidad muchas de las habitaciones están vacías.
Los datos oficiales indican que los fondos ilícitos hacen parte de hasta un 3,5 por ciento del Producto Interno Bruto de Perú. Según un reporte de inteligencia de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP obtenido por Reuters, el número de operaciones financieras consideradas "sospechosas", debido a conexiones con actividades ilícitas, aumentó en más de un 80 por ciento en los últimos dos años. De las operaciones, el 71 por ciento contaba con presuntos vínculos con el narcotráfico.
Análisis de InSight Crime
Perú, la economía de más rápido crecimiento de Suramérica, ha tenido problemas para controlar el lavado de dinero. El gobierno del Presidente Ollanta Humala tomó inicialmente una postura agresiva, pasando una serie de reformas financieras para aumentar la regulación bancaria y de los juegos de azar en 2011, entre ellos el Plan Nacional de Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo. No obstante, pese a las frecuentes promesas de funcionarios, como el ministro de Justicia de Perú de tomar mayor acción, hasta marzo de 2013 el gobierno aún no había logrado condenas de lavado de dinero.
Más preocupante son las acusaciones de lavado de dinero que han alcanzado a altos funcionarios. Dos de los ex Presidentes de Perú, Alejandro Toledo y Alan García, han enfrentado recientemente acusaciones de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito después de que sus compras de lujosos bienes raíces hicieran sonar las alarmas, lo que provocó que la Fiscalía de Perú abriera investigaciones sobre las finanzas de ambos.