El gobierno de Bolivia acaba de cerrar un contrato para instalar un avanzado sistema de radares a nivel nacional, pero existen dudas de que esta medida será suficiente para detener el flujo de cocaína que pasa por el país andino.
El contrato con la firma aeroespacial francesa Thales, que se ha venido elaborando por dos años, tendrá un costo de unos US$215 millones y se utilizará para combatir el narcotráfico y el contrabando y para proteger los parques nacionales de Bolivia, informó La Razón. Los 13 radares comprados son de la última tecnología y, de acuerdo con La Razón, harán que el sistema de radares de Bolivia sea el más avanzado de la región.
Los equipos serán operados por el Sistema Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo (SIDACTA), el cual tendrá su sede en la ciudad de Cochabamba. SIDACTA también instalará equipos en La Paz, Santa Cruz y Trinidad con el fin de controlar el tráfico aéreo y las operaciones de lucha contra el narcotráfico, entre otras funciones, informó El Deber.
Análisis de InSight Crime
Además de que Bolivia es el tercer mayor productor de cocaína en el mundo, las pistas de aterrizaje clandestinas del país hacen que sus campos sean un punto de transbordo clave para la cocaína peruana que es llevada a los mercados nacionales y a los puntos de tráfico internacional en Brasil y Argentina. Gran parte de esta cocaína es trasladada en pequeños aviones que utilizan a Bolivia como un “puente aéreo” entre Perú y Brasil; además, hay más de 1.000 pistas de aterrizaje clandestinas, que según funcionarios antinarcóticos de Bolivia son utilizadas para el tráfico de drogas en el país.
La compra de radares avanzados se presenta luego de una legislación emitida en 2014, que le permite al ejército boliviano derribar aeronaves sospechosas que no respondan a las advertencias, y podría ser una herramienta crucial para detener el flujo de drogas a lo largo de esta ruta. Se ha reconocido que dichos equipos han permitido reducir drásticamente los narcovuelos en Colombia, y más recientemente en Honduras.
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Sin embargo, existen dudas sobre la capacidad técnica de Bolivia para sacar provecho de esta tecnología. Rastrear los aviones cargados de drogas en el aire no es suficiente, y Bolivia requerirá además la capacidad de prohibir estos vuelos o utilizarlos para identificar y destruir las pistas de aterrizaje, algo que requerirá mayores inversiones en tecnología, recopilación de inteligencia y capacidad operativa.