Una operación de las fuerzas de seguridad en el norte de Río de Janeiro ha dejado ocho muertos, mientras el país lucha por contener un levantamiento popular, en parte alimentado por la brutalidad policial.
La violencia del lunes se produjo luego de que residentes de la Favela Nova Holanda realizaran una protesta pacífica en Bonsucesso, durante la cual delincuentes presuntamente comenzaron saqueos y destruyeron negocios locales, informó O Globo. Cuando el sargento del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y un residente de 35 años de edad de la favela fueron asesinados, más de 400 policías militares y tropas de la Fuerza de Seguridad Nacional se movilizaron para buscar a los culpables, según informó la agencia EFE.
Al menos siete personas murieron durante esa operación de las cuales, según la policía, cinco eran de una banda de narcotraficantes, así como dos residentes de las favelas. Al menos seis personas resultaron heridas.
Análisis de InSight Crime
La violencia del lunes está en marcado contraste con el elogiado Programa de Pacificación de las fuerzas de seguridad de Rio, en el que las tropas entran en las zonas controladas por el crimen, en operaciones cuidadosamente planeadas y por lo general libres de violencia. El aseguramiento de las favelas sin disparar "un solo tiro", ha sido un motivo de orgullo para los comandantes.
Desafortunadamente, matar a tiros a la gente es la otra cara de la policía brasileña, una que es muy conocida. De hecho, los abusos policiales fueron uno de los catalizadores que transformaron a las protestas contra el aumento de la tarifa de autobuses en las ciudades brasileñas en las últimas semanas, en un levantamiento popular masivo que se ha apoderado de todo el país y que llevó a la Presidenta Dilma Rousseff a ofrecer amplias reformas. La policía de Río de Janeiro y São Paulo, las dos ciudades más grandes de Brasil, ha matado a 11.000 personas en los últimos diez años - en 2008 murió una persona por cada 23 detenidos, en comparación con el promedio de la policía de Estados Unidos, de una muerte por cada 37.000 personas detenidas.
La policía también tiene un historial de desinformación de los eventos que rodean las muertes, lo que significa que las afirmaciones que rodean las muertes en la Favela Nova Holanda deben ser tratadas con precaución. La ONG estadounidense Human Rights Watch documentó en 2009 cómo la policía de Brasil falsamente etiquetó las ejecuciones extrajudiciales como "crímenes de resistencia" -donde las víctimas habían recibido disparos después de haber presuntamente disparado contra la policía-.