La policía colombiana desmanteló más de 700 bandas delincuenciales en el último año, resaltando el cada vez más fragmentado paisaje criminal del país, con operaciones más pequeñas y más centradas en las fuentes nacionales de ingresos criminales.
Junto con la presentación de un desglose estadístico de su primer año en el cargo, el director de la policía José Roberto León Riaño anunció que la fuerza había desmantelado un total de 786 bandas delincuenciales, capturado 242 narcotraficantes y extraditado a 192 más, desmantelado 40 redes de trata y llevó a cabo 243 operaciones dirigidas a las infraestructuras financieras de los grupos criminales, informó Vanguardia.
En las operaciones dirigidas al narcotráfico en las calles, o micro-tráfico, la policía incautó 99.184 kilos de cocaína, 132.182 pastillas de drogas sintéticas y 291.220 kilos de marihuana. En cuanto a las acciones tomadas contra el secuestro y la extorsión, se arrestaron a 2.038 personas y la policía resolvió 1.041 casos.
Análisis de InSight Crime
El sorprendentemente alto número de pandillas desmanteladas por la policía refleja cambios más amplios en el mundo criminal de Colombia. Son pocos los países que pueden presumir de la clase de éxito que ha tenido Colombia en el desmantelamiento de las operaciones de narcotráfico a gran escala. No obstante, este éxito ha tenido un precio.
La atomización de las estructuras jerárquicas como el Cartel de Medellín o el ejército paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia, ha alimentado una explosión de grupos criminales más pequeños y ha dejado funcionando a los ya existentes –como las pandillas contratadas por los carteles de la droga – sin los ingresos previstos y el orden impuesto por las organizaciones más grandes y poderosas.
La presión sobre el narcotráfico internacional también ha llevado a los grupos a mirar hacia el interior del país en busca de ingresos, convirtiendo a actividades como el micro-tráfico, la extorsión y el secuestro en fuentes más importantes de ingresos.
El reto de la lucha contra la delincuencia interna fue subrayado por el homicidio de un agente de la DEA, el mismo día de la declaración policial. Mientras que en el pasado, un asesinato así habría despertado sospechas de la participación de los carteles de la droga, en este caso parece que el agente fue víctima de un “paseo millonario”. Cuando el agente tomó un taxi, el conductor se detuvo para recoger a socios criminales, los cuales normalmente habrían acompañado a la víctima a un cajero automático para vaciar su cuenta bancaria. Sin embargo, por razones que aún se desconocen, el golpe salió mal y el agente fue apuñalado.