Los detalles de una supuesta red de asesinos que cobraban por matar miembros de pandillas aumenta la preocupación sobre el imperio de la ley y por la práctica de las ejecuciones extrajudiciales en El Salvador.
Según el fiscal general de El Salvador, la red de sicarios consistía de unos 32 individuos, entre los que se encontraban seis oficiales de policía, informó La Prensa Gráfica.
Se cree que la red asesinó 11 miembros de pandillas y a otro individuo en los departamentos de La Libertad, Sonsonate y Santa Ana, entre 2014 y 2015.
Las autoridades han detenido hasta ahora a 22 sospechosos que son acusados de homicidio agravado, intento de homicidio, concierto para delinquir y asociación ilícita, entre otros cargos.
Un exmiembro de la red, conocido como “Sirio”, se ha convertido en testigo de la policía, y ha dicho que los miembros de la misma recibían entre US$100 y 1000 por homicidio.
Según los informes, Sirio le dijo a la policía que las personas que contrataban a los sicarios expresaban diversos motivos. Entre las razones para hacerlo se encontraban haber sido amenazados por pandilleros, vengar la muerte de un ser querido, o silenciar o castigar a un miembro de una pandilla por colaborar con las investigaciones de la policía.
Al parecer, los miembros de este grupo aparentaban ser policías en servicio y detenían a las víctimas con el pretexto de llevar a cabo un asunto oficial. Supuestamente alquilaban un carro con el propósito exclusivo de secuestrar a las víctimas, quienes eran llevadas a lugares remotos para ser asesinadas.
La red supuestamente también habría matado a pandilleros por razones personales. Sirio relató el asesinato de un pandillero en mayo de 2014 en San José Los Sitios, en el que participaron cuatro investigadores de la policía. Uno de los oficiales, identificado como “Agente Noé”, quería matar a un pandillero porque había hostigado a los residentes del lugar.
En lo que va de 2016, más de 80 oficiales de policía han sido arrestados en El Salvador por cargos criminales.
Análisis de InSight Crime
Las investigaciones indican que el esquema de asesinatos ya había iniciado cuando la violencia en El Salvador comenzó a salirse de control. Esta violencia ha estado marcada por enfrentamientos entre pandilleros y fuerzas de seguridad, quienes se atacan deliberadamente entre sí.
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Los aumentos de la violencia en El Salvador han estado acompañados por indicios de una creciente actividad de “escuadrones de la muerte” de policías y civiles que cometen asesinatos extrajudiciales de supuestos miembros de pandillas.
En este caso, sin embargo, parece que la red de asesinos estaba motivada más por las ganancias que por llevar a cabo justicia por mano propia o hacer parte de una campaña de limpieza social.
Que una red así opere con la participación activa de oficiales de policía sugiere un amplio contexto de ausencia de la ley en El Salvador, en donde la violencia contra las pandillas es tácitamente aprobada y aceptada.