Los brotes de violencia en una de las favelas más grandes de Río de Janeiro están generando dudas sobre la efectividad del controvertido programa de pacificación de Brasil en el largo plazo, aún cuando los planes para expandir la continuidad del programa siguen en marcha.
El 2 de abril, un niño de 10 años perdió la vida frente a su casa en Complexo do Alemão —una favela al norte de Río de Janeiro— por un tiro en la cabeza disparado por fuerzas de la Unidad de la Policía Pacificadora (UPP) que patrullaban el área, informó Euronews.
La violencia ha ido en aumento en Complexo do Alemão, donde recientemente se han presentado una serie de tiroteos mortales entre policías y criminales; la muerte del niño de 10 años fue la cuarta en apenas dos días. Según El País, 40 personas —algunas de ellas transeúntes inocentes— han sido asesinadas desde enero en Río de Janeiro, en medio de las violentas confrontaciones entre la policía y los narcotraficantes.
Por otro lado, el 31 de marzo la Policía Militar (PM) de Río de Janeiro empezó a asumir el control de Complexo da Maré, otra de las grandes favelas de la ciudad, reemplazando a por lo menos 3.300 miembros del ejército. El proceso de cambio de mando, que se espera que termine a finales de junio, incluirá el establecimiento de cuatro UPP en la favela, informó The Rio Times.
Análisis de InSight Crime
A pesar de la fuerte presencia de los miembros de las fuerzas de seguridad, los tiroteos han continuado tanto en Complexo do Alemão como en Complexo da Maré. Esta situación, junto con la muerte del niño de 10 años en Complexo do Alemão, ha generado escepticismo sobre la capacidad de la policía para estabilizar la situación de seguridad en Río, así como nuevos debates y críticas a las estrategias empleadas por el programa de la UPP.
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La reciente violencia en Complexo do Alemão —donde se instaló el primer puesto de UPP en 2012— sugiere que las UPP han fallado en sus esfuerzos por disminuir la violencia y la actividad de las pandillas. Como consecuencia, la policía en la favela parece estar retomando las acciones de represión por mano dura utilizadas en una fase anterior de las UPP.
La capacidad de la UPP para reducir la violencia y establecer la seguridad a largo plazo también ha sido puesta en tela de juicio en el resto de la ciudad, dado que las pandillas han demostrado contar con la habilidad de reinstalarse en las áreas “pacificadas”. Así mismo, es probable que en lugar de contribuir a una paz duradera, el despliegue de las UPP en el Complexo da Maré, una zona ampliamente conocida por la falta de implementación de la ley, provoque la reacción violenta de los grupos criminales que en ella operan —como Comando Vermelho (CV)—.