Nuevos testimonios indican que el asesinato de una reconocida concejala y su conductor en Brasil fue un complot coordinado entre la policía militar, varios milicianos y otro concejal de la ciudad, lo que resalta sobre la violencia utilizada por las milicias del país para fines políticos.
Un agente activo de la policía militar y otro retirado, así como dos personas relacionadas con el exagente de policía y miliciano Orlando Oliveira de Araújo, también conocido como "Orlando de Curicica", actualmente preso, estaban supuestamente en el auto que se utilizó para cometer el asesinato, en el mes de marzo, de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco y su conductor Anderson Gomes, según un testimonio obtenido por O Globo.
Según Reuters, el testigo también dijo que el concejal de la ciudad de Río Marcello Siciliano, colega de Franco que ha sido acusado de tener vínculos con grupos de milicias, celebró varias reuniones en 2017 con Oliveira de Araújo para planear el asesinato.
Siciliano ha negado estas declaraciones y ha afirmado que su "relación con Marielle era muy buena". En una carta obtenida por O Dia, Oliveira de Araújo también negó su participación en el asesinato de Franco y dijo que él no la conocía ni a ella ni a Siciliano.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de Brasil
Las recientes revelaciones se suman a la evidencia anterior que indica que el asesinato de Franco se llevó a cabo con la participación de una milicia —término usado en Brasil para referirse a grupos de autodefensa usualmente compuestos por miembros de las fuerzas de seguridad activos y en retiro con conexiones políticas en varios niveles—.
Un informe de Record TV del 6 de mayo reveló que las pruebas balísticas demuestran que el arma homicida utilizada para llevar a cabo el asesinato fue una Heckler & Koch MP5 —una metralleta de origen alemán supuestamente de uso privativo de las fuerzas de seguridad de Brasil— y no un arma de fuego, como se creía inicialmente. Tanto la MP5 como la pistola que antes se creía que había sido el arma homicida utilizan municiones de 9mm.
También se descubrió que cinco cámaras de seguridad ubicadas en la ruta que Franco y su chofer iban a tomar la noche de su asesinato fueron apagadas entre 24 y 48 horas antes de que el asesinato se llevara a cabo, según otro informe de O Globo. De acuerdo con los informes, una de estas cámaras estaba localizada precisamente donde se llevó a cabo el homicidio.
El asesinato de Franco —quien criticaba abiertamente a las milicias, la violencia policial, la corrupción y otros problemas sociales— atrajo la atención internacional y presionó a las autoridades para que encontraran a los asesinos. Pero casi dos meses después del homicidio, la policía aún no ha hecho ningún arresto en relación con el caso.
Análisis de InSight Crime
El asesinato de la concejala Franco y su conductor ilustra cómo los grupos de milicias de Brasil, a veces en connivencia con los políticos, recurren a la violencia para lograr fines políticos.
Las milicias han utilizado durante mucho tiempo su control sobre ciertas áreas de Río como una ficha de negociación con los políticos. A cambio de que los políticos encubran sus actividades criminales, las milicias llevan a cabo trabajos sucios electorales, como intimidar a los votantes e impedir que otros candidatos adelanten sus campañas. Más recientemente, las milicias han sido acusadas de financiar a sus propios candidatos para diversos cargos y de amenazar de muerte a los opositores políticos.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre milicias de Brasil
Los homicidios que anteriormente han estado vinculados a las milicias de Río no han involucrado a figuras tan reconocidas como Franco, lo que indica que la impunidad generalizada puede estar animando a estos grupos a usar aún más la violencia política.