Un periódico en México reveló que funcionarios de Estados Unidos se reunieron con miembros de los carteles de México a lo largo de la última década, una táctica común pero poco reportada, mientras que las autoridades buscan identificar y aislar los blancos en la "guerra contra las drogas".
Como parte de una investigación de El Universal, el periódico obtuvo documentos legales tanto de agencias de Estados Unidos como de México que prueban que agentes de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) e investigadores del Departamento de Justicia se reunieron con miembros de diversos carteles mexicanos en un intento para obtener información sobre sus rivales.
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Según la investigación, el gobierno de Estados Unidos estaba al tanto de las reuniones, mientras que las agencias mexicanas que sabían de ellos no intentaron informar al Congreso del país. Los documentos mostraron que los funcionarios estadounidenses establecieron una red de informantes en los carteles y pasaron la información a las autoridades mexicanas, quienes la utilizaron para llevar a cabo operativos antidroga sin revelar cómo supieron de las personas o las drogas que tuvieron como blanco.
Además de poner de relieve las reuniones entre la DEA y miembros del Cartel del Golfo, entre 2009 y 2011 -parte de los esfurezos para combatir a los Zetas cuando estuvieron en el auge de su poder expansivo- los documentos demostraron que las reuniones habían tenido lugar entre la DEA y Vicente Zambada -el hijo del jefe del Cartel de Sinaloa Ismael Zambada– quien actualmente está a la espera de un juicio por cargos de narcotráfico en Chicago y ha reclamado como parte de su defensa que tenía inmunidad.
Análisis de InSight Crime
El detalle de las revelaciones muestra que Estados Unidos continúa trabajando con elementos criminales como parte de los esfuerzos antinarcóticos. Esto no es una conspiración para proteger o favorecer a ciertos grupos -es una táctica empleada por la DEA y otras agencias de Estados Unidos que les permite enfocar los esfuerzos en blancos prioritarios, y les permite construir casos sólidos. Un buen ejemplo es el de la cacería de Pablo Escobar, cuando se estableció el contacto entre agentes estadounidenses y Diego Murillo, alias Don Berna -entre otros criminales- quien más tarde lideraría el mundo criminal de Medellín. Murillo finalmente fue capturado y extraditado a Estados Unidos, donde actualmente se encuentra cumpliendo una larga condena por tráfico de drogas y lavado de dinero.
Como muestra el caso de Murillo, la colaboración con las autoridades de Estados Unidos no descarta que los informantes luego no sean objeto de las fuerzas de seguridad- el hecho de que Vicente Zambada haya hablado con agentes de Estados Unidos no es una razón de peso para las afirmaciones de su defensa de que él era inmune a la persecución. También significa que, si el enfoque operacional de Estados Unidos ha favorecido en un momento a un cartel sobre otro, esto puede cambiar rápidamente, haciendo de los antiguos colaboradores la nueva prioridad.