Según una investigación de prensa, fueron muy exagerados los informes de las autoridades estadounidenses, de que los carteles mexicanos tienen presencia en más de 1.000 ciudades de Estados Unidos, destacando cómo las consideraciones políticas de las fuerzas de seguridad de este país pueden sesgar la percepción de la realidad sobre el terreno.
Los jefes de policía en más de una docena de ciudades, que fueron identificadas por el ahora desaparecido Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (NDIC, por sus siglas en inglés), por tener la presencia de una "organización criminal transnacional mexicana", le dijeron al Washington Post que no tenían conocimiento de tales actividades.
En 2011, el NDIC dijo que siete grandes organizaciones criminales estaban operando en 1.000 ciudades de Estados Unidos; una afirmación que ha sido ampliamente repetida por las agencias de noticias y en las audiencias del gobierno, incluyendo el senador John McCain, en un Comité de Servicios Armados el año pasado. Pero analistas de políticas de drogas y oficiales de las fuerzas de seguridad, incluidas las fuentes anónimas en la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia, dijeron al Washington Post que no confiaban en la cifra "mítica".
Las dudas al parecer se derivan de la metodología del informe, la cual señalaba que había "presencia" mexicana si sólo un ciudadano mexicano se dedicaba a algún tipo de actividad de tráfico, mientras que los oficiales de policía locales y estatales eran propensos a exagerar, en un intento por asegurar aumentos de presupuesto del gobierno federal.
Análisis de InSight Crime
No hay duda de que los grupos del crimen organizado mexicanos mantienen algún tipo de presencia en Estados Unidos, pero esto está relacionado principalmente con el lavado de dinero, el mantenimiento de los corredores de tráfico para las drogas y envíos de grandes cantidades de dinero en efectivo, y la distribución al por mayor. Estas actividades no requieren de la infraestructura o fuerza militar necesarias al sur de la frontera, y los carteles tienen poca motivación para establecer dichas redes, lo que atraería la atención de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos. Prueba de ello son los bajos índices de violencia en las ciudades del lado de la frontera de Estados Unidos, donde se han desacreditado los temores de desborde de la violencia.
Como resalta la investigación del Washington Post, las tensiones claramente existen entre las diversas agencias estadounidenses que trabajan en combatir el narcotráfico, cuyas afirmacinoes y acciones a veces parecen estar más en línea con mejorar su estatus o con el aumento de su presupuesto que en reflejar la verdadera situación sobre el terreno.