El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha anunciado que las autoridades comenzarán a referirse al grupo criminal conocido popularmente como los "Urabeños" como "clan de los Úsuga", una medida que puede ser rechazada por políticos y el propio grupo criminal.
El presidente Santos anunció el cambio durante una visita, el 24 de abril, a la ciudad de Turbo en la región costera de Urabá, al noroeste del país -una zona clave para el narcotráfico y un bastión de los Urabeños- diciendo que el nombre "no puede estigmatizar a una población que le ha dado tanto al país", informó Colprensa.
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Santos dijo que le prohibirá a la policía usar el término "Urabeños", y aprovechó la oportunidad para desdeñar al expresidente, ahora congresista y rival político, Álvaro Uribe. "Ustedes no son Urabeños, no son Uribistas [el nombre que se les da a los partidarios de Uribe], ustedes son Urabaenses", dijo a la multitud, según El Espectador.
Los Urabeños están dirigidos por una familia de apellido Úsuga, cuyo liderazgo ha sido duramente golpeado por las autoridades en los últimos años.
El Mundo sugirió que la medida tomada por Santos tenía por objetivo obtener el apoyo político de la región en el período previo a las elecciones presidenciales, que tendrán lugar en mayo, mientras que Uribe presentó una denuncia ante la Fiscalía General respecto a los esfuerzos de Santos.
Análisis de InSight Crime
El nombre es tan importante para el grupo criminal como lo es para los políticos. Aunque los Urabeños se refieren a sí mismos como las "Autodefensas Gaitanistas de Colombia" en comunicaciones oficiales, su nombre popular es mucho más eficaz al limpiar zonas de resistencia y sacudir las bases del poder.
El nombre Urabeños difunde miedo, entre la población local y el personal del gobierno, en los lugares en los que el grupo tiene dominio o se cree que tiene un interés. Tal ha sido el caso de Medellín, donde la asociación del grupo con una sangrienta batalla por el control de corredores clave del narcotráfico, en las periferias de la ciudad, contribuyó a un mayor estado de ansiedad hasta que un pacto criminal en 2013 puso fin a las hostilidades y provocó la caída las tasas de homicidios.
Aunque el cambio de nombre podría ser un caso de altruismo electoral impulsado por Santos, también podría ser visto como un intento para socavar la marca de lo que se ha convertido en el grupo criminal dominante del país.