Nueva evidencia indica que el presidente de Venezuela Nicolás Maduro otorgó contratos públicos por varios millones de dólares a la constructora Odebrecht a cambio de millones de dólares en fondos para su campaña, una muestra más de la monumental escala de los sobornos en que incurrió la compañía en complicidad con las élites latinoamericanas.
Según documentos y declaraciones de testigos obtenidos por el medio brasileño Estadão, Maduro otorgó más de US$4 mil millones al conglomerado constructor brasileño Odebrecht en proyectos de obras públicas que nunca se concluyeron, y a cambio recibió US$35 millones en donaciones para su campaña presidencial de 2013. Según Estadão, la firma de Maduro aparecen en documentos que constituyen pruebas contundentes de dicha relación corrupta.
Estadão informó que Maduro fue quien inició los contactos con Odebrecht. En su testimonio ante fiscales federales en Brasil, Euzenando Azevedo, expresidente de Odebrecht en Venezuela, supuestamente declaró que el jefe de campaña de Maduro, Américo Mata, lo contactó solicitándole US$50 millones para apoyar la aspiración de Maduro en 2013. Azevedo supuestamente accedió a pagar US$35 millones en contribuciones, y condicionó la financiación a que el gobierno venezolano entregara pagos regulares a Odebrecht por concepto de proyectos de obras públicas.
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Maduro presuntamente dio “prioridad” a los millones de dólares que se requerían para cubrir los proyectos de obras públicas a solo un mes de su toma de posesión, según Estadão. Tras la caída de los precios del petróleo y el mal manejo persistente de la economía, algunos contratistas del gobierno en Venezuela no recibían sus pagos a tiempo o no se les pagaba en absoluto. Las coimas de Odebrecht a Maduro buscaban que se privilegiara a la empresa.
Los proyectos por varios millones de dólares concedidos a Odebrecht incluían mejoras y ampliación de ciertas partes de los sistemas de transporte público en la capital Caracas, y mejoras a vías existentes y otra infraestructura.
Sin embargo, muchos de esos proyectos nunca mostraron avances. En mayo de 2017, 23 de los 32 multimillonarios proyectos otorgados a Odebrecht en Venezuela estaban parados o inconclusos. Según Reuters, el proyecto que incluía el sistema metro de Caracas, que se inició en 2007 y debía completarse para 2011, está terminado solo en 23 por ciento.
Como lo había informado InSight Crime, las demoras en la construcción y los sobrecostos asociados hicieron parte del modus operandi de la empresa y un esquema más general que usó en toda la región para aumentar sus ganancias ilícitas.
Odebrecht es el centro del mayor escándalo de corrupción en Latinoamérica actualmente y gastó cientos de millones de dólares en sobornos en toda la región para hacerse a contratos de obras públicas. Los US$98 millones que Odebrecht pagó presuntamente en sobornos a funcionarios de gobierno en Venezuela es la mayor cantidad pagada a cualquier gobierno latinoamericano con excepción de Brasil, según un cálculo del Departamento de Justicia estadounidense.
Análisis de InSight Crime
Las revelaciones sobre la relación entre Odebrecht y la administración de Maduro en Venezuela son otro crudo ejemplo de cómo la constructora estimuló enormes esquemas de corrupción en los que participaron algunos de los gobiernos más criminalizados de la región.
La administración de Maduro ha ahondado la ya extendida corrupción al nivel más alto dentro del gobierno de Venezuela. Un gran número de altos funcionarios, incluyendo a Maduro y a su vicepresidente, Tareck El Aissami, han sido sancionados por Estados Unidos por acusaciones de abusos contra los derechos humanos y criminalidad.
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Al mismo tiempo, es improbable que Maduro enfrente una destitución por las acusaciones asociadas a su relación con Odebrecht, dada la forma como su administración ha consolidado el poder y el control políticos en Venezuela.
El escándalo de corrupción de Odebrecht también ha golpeado a élites de otros países de Latinoamérica. Recientemente el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski se convirtió en el primer jefe de estado latinoamericano que renuncia como consecuencia del escándalo. El vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y varios altos funcionarios de República Dominicana, entre otros, también se han visto enredados en el escándalo.