Los presidentes de Colombia y México han prometido fortalecer su cooperación en materia de crimen organizado y seguridad, dado que ambos países siguen enfrentando problemas de larga data relacionados con los grupos criminales.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, viajó a Colombia el 27 de octubre para una visita oficial al presidente del país suramericano, Juan Manuel Santos.
Los mandatarios firmaron varios acuerdos nuevos relacionados con la cultura y el comercio, y también se comprometieron a fortalecer la cooperación en la lucha contra el crimen. En concreto, se comprometieron a seguir trabajando juntos para combatir el tráfico de drogas y armas, así como el robo de teléfonos celulares.
Peña Nieto —quien ha estado al frente de una década de arremetidas contra el crimen organizado iniciadas por su antecesor Felipe Calderón— admitió que los esfuerzos del gobierno por combatir el crimen se han quedado a menudo cortos con respecto a la agilidad de los grupos criminales.
“Hemos visto cómo el avance institucional para combatir el crimen organizado ha sido menos acelerado que la capacidad que las organizaciones criminales han logrado en ambos países”, dijo.
El presidente Santos dijo que Colombia y México “tienen retos similares en la lucha contra el crimen organizado”, y afirmó que ambos países “continuarán cooperando en la lucha contra el crimen y el narcotráfico transnacionales”, informó Milenio.
Además, Santos resaltó la formación que las fuerzas de seguridad colombianas han ofrecido a sus contrapartes mexicanas en los últimos años y dijo que su país ha recibido un “gran apoyo y una gran ayuda” de México.
Peña Nieto subrayó los problemas similares que enfrentan ambos países.
“Colombia y México somos dos naciones que a final de cuentas enfrentamos problemas en materia de seguridad muy similares”, dijo el presidente mexicano. “Tenemos presencia de carteles que operan en ambas naciones y de forma transnacional”.
“Nos hemos propuesto profundizar nuestra colaboración y cooperación en materia de seguridad para enriquecer las políticas públicas que ambos gobiernos seguimos para combatir a los carteles, para combatir al crimen organizado, a partir de lo que, reconocemos, es un problema común.”, añadió.
Peña Nieto también expresó su apoyo a los esfuerzos de la administración Santos por llegar a una solución negociada al prolongado conflicto interno colombiano, y se comprometió a contribuir con US$1 millón para los trabajos de desminado en la nación suramericana.
Análisis de InSight Crime
La apreciación de Peña Nieto acerca de que las respuestas del gobierno al crimen organizado en Colombia y México se han quedado a menudo rezagadas con respecto a la evolución del crimen es acertada. Sin embargo, es poco probable que las vagas promesas de una mayor colaboración entre las dos naciones logren cambiar esta dinámica.
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Como muchos otros países de América, Colombia y México han tendido a recurrir a estrategias militarizadas para combatir el crimen. Dichas estrategias han demostrado tener efectos limitados a largo plazo en términos de reducir el poder y la presencia del crimen organizado, y con frecuencia han ido acompañadas de preocupaciones por los derechos humanos debido a la corrupción y a la deficiente formación de las fuerzas de seguridad.
En México, las fuerzas armadas —que han sido desplegadas en todo el país como parte de una arremetida del gobierno contra los carteles— se han visto implicadas en algunas de las más graves violaciones de derechos humanos en la historia reciente del país. Y en Colombia, oficiales del ejército se han visto involucrados en ejecuciones extrajudiciales —las más famosas de las cuales están relacionadas con el escándalo de los falsos positivos—.
Aumentar el intercambio de información entre los dos países podría ser útil, pero es poco probable que logre abordar cuestiones clave como la corrupción y la falta de capacidad institucional en ambas naciones.