Un reciente informe señala que algunas de las organizaciones criminales más poderosas de México están controlando redes de prestamistas usureros lideradas por ciudadanos colombianos en todo el país, una prueba más de que estos grupos están buscando nuevos flujos de ingresos fuera de sus fortines tradicionales.
Según Excélsior, las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades de la Ciudad de México indican que, desde 2015, ocho grupos criminales son los principales protectores de más de 1.500 colombianos que permanecen en el país con visas vencidas y operan redes de prestamistas en la capital y en más de 20 de los 31 estados del país.
El informe de Excélsior indica que la Unión de Tepito, la Familia Michoacana y la Fuerza Antiunión son algunos de los grupos locales que les brindan protección a dichas redes, pero también hay organizaciones más grandes que dirigen estas operaciones, como Los Zetas y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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Según Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, los prestamistas utilizan el denominado método "gota a gota", mediante el cual ofrecen préstamos a altas tasas de interés a los dueños de pequeños negocios y a los vendedores ambulantes, y luego extorsionan a quienes no pueden pagarles.
Estas organizaciones ofrecen inicialmente, y de manera verbal, una tasa de interés del 20 por ciento. Sin embargo, esa tasa de interés asciende al 50 por ciento a las cuatro semanas. Si las víctimas no pueden pagar, las amenazan, les roban y a veces incluso las atacan. En algunos casos, se ha identificado a agentes de policía en servicio que también participan en estas redes.
En un sector específico de la Ciudad de México detrás del Palacio Nacional, los vendedores ambulantes son a menudo victimizados y obligados a pagar, según el monto del préstamo, entre 1.000 y 2.000 pesos mexicanos al día (entre US$50 y 100), según Excélsior.
Análisis de InSight Crime
Las recientes revelaciones sobre la dinámica de las redes de prestamistas usureros que operan en México son pruebas adicionales de que algunas de las organizaciones criminales más poderosas del país están diversificando sus operaciones y buscando nuevos flujos de ingresos.
En primer lugar, esta es una actividad de muy bajo riesgo. Parece que a los grupos criminales de México han desarrollado un gusto por permitir que los colombianos entren al país y se queden para dirigir este tipo de redes, siempre y cuando les den una tajada de las ganancias. Si las autoridades intervienen, pueden demostrar que sus manos están limpias, pues no han extorsionado a nadie directamente.
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Este no es el único indicio de que los principales actores criminales de México están buscando nuevos flujos de dinero, pues las fuentes de ingresos tradicionales, como el tráfico de marihuana y heroína, han disminuido considerablemente debido a la legalización y a la demanda de los opioides sintéticos.
De hecho, aparte de secundar a los usureros, al parecer el CJNG también está apoyando al Cartel del Tabaco, un nuevo grupo conformado a finales de 2017 que presiona a los venteros para que distribuyan cigarrillos de algunas marcas en particular en al menos ocho estados mexicanos. El grupo criminal más prominente del país también pastorea una serie de grupos más pequeños involucrados en el lucrativo negocio del robo de petróleo, una industria multimillonaria que ha desencadenado violentos enfrentamientos entre organizaciones rivales.