Las autoridades de Honduras dicen que su lucha contra el crimen organizado ha llevado al estancamiento de las tasas de homicidios en el país, lo que demuestra la compleja interacción entre las políticas de seguridad de línea dura y los niveles de violencia.
En los últimos años, Honduras ha sido la capital mundial del crimen. Los homicidios alcanzaron un punto máximo en 2011, con una tasa de 86,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, según El Heraldo, esa tasa ha disminuido considerablemente desde entonces.
Según cifras del Observatorio de Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), los homicidios bajaron ligeramente a un índice de 85,5 por cada 100.000 habitantes en 2012, y un poco más en 2013, a 79 por cada 100.000 habitantes.
La tasa de homicidios experimentó la mayor disminución entre 2013 y 2014, cuando los asesinatos bajaron a una tasa de 68 por cada 100.000 habitantes. Esta disminución continuó hasta el año 2015, cuando al final del año la tasa de homicidios se ubicó en 60 casos por cada 100.000 personas.
Sin embargo, esta constante disminución se detuvo hacia 2016, pues la tasa de homicidios seguía siendo casi idéntica. El Observatorio de Violencia de la UNAH registró 5.154 homicidios en 2016, sólo seis más que los 5.148 homicidios registrados en el año 2015.
Con relación a la bajísima reducción en el año 2016, el jefe de la policía de Honduras, Félix Villanueva, le dijo a El Heraldo que en 2016 hubo un "ataque directo a las estructuras criminales" que llevó a que las tasas de homicidio no siguieran bajando, dado que los grupos criminales "contraatacaron" ante las medidas de mano dura.
El mes pasado, después de una visita oficial a Washington, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, señaló que Estados Unidos elogió a Honduras como un ejemplo de "seguridad, transparencia, lucha contra la corrupción y la impunidad", entre otras cosas.
Sin embargo, el informe anual de 2016 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que "la violencia y el crimen persisten en Honduras debido a un complejo conjunto de factores históricos y contextuales".
Análisis de InSight Crime
Identificar cambios en las tasas de homicidio de los países es un proceso complejo, y siempre hay factores a considerar además de la estrategia de seguridad de los gobiernos. Sin embargo, las autoridades hondureñas parecen estar haciendo suposiciones contradictorias sobre los efectos de sus estrategias de lucha contra el crimen.
Por un lado, Villanueva afirma que los contundentes esfuerzos del gobierno por combatir el crimen han llevado a una respuesta de los grupos criminales que ha puesto fin a la tendencia general a la disminución de la violencia que se había presentado en los últimos años. Y por otro lado, el presidente Hernández parece haber atribuido las mejoras en seguridad a la estrategia de mano dura de su gobierno.
Quizá ninguna de estas dos explicaciones es totalmente precisa. Además, el elogio de Hernández a las fuerzas de seguridad hondureñas se produce en un momento en el que él se está postulando para una reelección después de que en el año 2015 la Corte Suprema revocó la prohibición constitucional para la práctica de la reelección. Vincular las políticas de su administración a la disminución general de la violencia en los últimos años podría ser un intento de darle un respaldo a su candidatura.
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La policía también puede estar tratando de presentar las estadísticas de manera positiva. En lugar de explicar el estancamiento en las tasas de asesinato como un posible signo de las limitaciones de las estrategias represivas frente al crimen, la policía la está presentando como evidencia de que los grupos criminales están siendo afectados debido a sus acciones.
Es importante señalar que poner de relieve las estadísticas de homicidio puede ser adecuado políticamente, pero centrarse demasiado en las tasas de homicidio lleva a ignorar otros indicadores de criminalidad, por lo que los problemas de seguridad importantes pueden quedar desatendidos.