La procuradora general de Panamá ha pedido más fondos para luchar en contra de las 201 pandillas del país, poniendo de relieve que la cuestión de las pandillas callejeras no se limita a los violentos países del Triángulo Norte y que podría extenderse a través de Centroamérica.
En declaraciones a la Asamblea Nacional, Ana Belfon, procuradora general de la Nación (equivalente a la fiscalía de otros países), destacó el crecimiento del problema de las pandillas en los últimos años y la necesidad de fondos para hacerle frente, luego de que el presupuesto de US$144 millones que había solicitado para 2014 fuera reducido a US$74,2 millones, informó el periódico nicaragüense El Nuevo Diario.
Según Belfon, las pandillas se han extendido por todo el país y se han "tomado" la segunda ciudad más grande: Colón, señaló La Estrella. Un informe de 2010 del Ministerio de Seguridad Pública (MINSEG), el cual fue publicado originalmente a principios de este año por el SIEC (cuerpo encargado de las estadísticas de criminalidad del país), afirmaba que el país albergaba 245 pandillas, un 18 por ciento más que las 201 pandillas mencionadas por Belfon.
El año pasado, el MINSEG estimó que hasta 7.500 jóvenes integraban las pandillas del país.
A principios de este año, el director de la Policía Nacional de Panamá, Julio Moltó, anunció una serie de operaciones en todo el país con el objetivo de iniciar una "guerra" contra las pandillas.
Análisis de InSight Crime
Según el MINSEG, la actividad pandillera apareció por primera vez en Panamá en 1989 y 1990, y casi que se triplicó entre 2005 y 2010. Aunque es menos frecuente que en otros países de Centroamérica, es un fenómeno en constante evolución que puede ser exacerbado por los vínculos entre algunos grupos locales y las organizaciones narcotraficantes transnacionales. Una posible explicación para la reducción en el número de pandillas entre 2010 y 2013, asumiendo que no es sólo una cuestión del empleo de diferentes metodologías de registro, es que algunas pandillas han consolidado, cooptado o destruído a sus rivales más pequeños –un patrón común en toda la región–.
Mientras que las pandillas se expanden por todo el país, se concentran especialmente en el área metropolitana de la ciudad de Panamá y Colón –el puerto costero del país y zona de libre comercio, el cual es un centro para las oportunidades criminales con prósperos sectores de narcotráfico y contrabando–.