Un programa para el rastreo de cientos de miles de armas de fuego de El Salvador ha establecido que la mayoría proviene de Estados Unidos, lo que sugiere que las armas de la época de la guerra civil se están reemplazando a través de las nuevas redes de tráfico de armas.
Con capacitación de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos, la Policía Nacional de El Salvador (PNC) ha rastreado alrededor de 34.000 armas en los últimos dos años, informó La Prensa Gráfica. El objetivo es, en última instancia, rastrear todas las armas registradas legalmente, las cuales la PNC estima que son alrededor de 200.000.
El proceso ha demostrado que la mayoría de las armas de El Salvador provienen de Estados Unidos, dijo el director de la División de Armas y Explosivos de la PNC, Eduardo Azucena López. Sin embargo, algunas armas en circulación son restos de la guerra civil en El Salvador (1979-1992) y de los países vecinos como Guatemala y Nicaragua.
Pese a los avances en el rastreo de armas, no se han analizado varios depósitos conocidos de armas, dijo Azucena. Más de 30.000 armas permanecen en arsenales confiscados hace algunos años, pero no han sido destruidos debido a las resoluciones judiciales. Las Fuerzas Armadas han previsto la destrucción de 1.722 armas incautadas para el 5 de diciembre.
Análisis de InSight Crime
El Salvador ha sido históricamente uno de los países más violentos de Latinoamérica, y por lo menos el 70 por ciento de los asesinatos se llevan a cabo con armas de fuego. Aunque sólo se necesita una pequeña cantidad de armas para llevar a cabo un gran número de asesinatos, averiguar de dónde provienen las armas que arman a los pandilleros del país, es una parte crucial de la lucha contra la violencia en El Salvador.
Décadas de conflicto civil en Centroamérica dejaron a la región inundada de armas, que se convirtió en una importante fuente de armas para los grupos criminales emergentes. Los gobiernos han fracasado, o han sido incapaces, para destruir muchas de estas armas -no sólo en El Salvador sino también en Guatemala. Muchas de las armas sobrantes de conflictos civiles pasados, que han llegado a manos de criminales, también fueron suministradas originalmente por Estados Unidos en envíos clandestinos, durante los años ochenta.
La ATF es fundamental para ayudar a los gobiernos regionales que no tienen la capacidad para rastrear y destruir armas, y sus investigaciones han revelado que un alto porcentaje de las armas modernas en los países más violentos de la región tiene como origen Estados Unidos, lo que sugiere que, mientras más armas de la época de la guerra civil son decomisadas, muchas serán reemplazadas por las redes de tráfico de armas desde el norte de la frontera.