Perú todavía no ha empezado a implementar el programa de sustitución de cultivos anunciado el año pasado para el VRAEM, la región cocalera más prolífica del país; situación que recuerda los desafíos que enfrentan las estrategias tanto tradicionales como alternativas que pretenden reducir la producción de coca.
A pesar de la iniciativa propuesta por el gobierno en 2014, que busca convertir 5.000 hectáreas de cultivos de coca en sembrados de café, cacao y piña, el año pasado Perú no consiguió remplazar una sola hoja de coca por sembrados alternativos en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), informó El Comercio. El VRAEM es la región cocalera más productiva de Perú: aproximadamente 200 toneladas de cocaína salen del valle de los tres ríos cada año, una cifra sorprendentemente alta que representa entre un cuarto y un quinto de la producción total estimada de cocaína a nivel mundial.
El ministro de Agricultura de Perú, Juan Manuel Benites, le dijo a El Comercio que existen dos razones que explican la demora. En primer lugar, la hoja de coca sigue siendo un lucrativo cultivo en comparación con otros, y en segundo lugar algunos grupos están intimidando a los agricultores para que no sustituyan la coca por sembrados alternativos.
Benites dijo que el plan del gobierno en el VRAEM está programado para comenzar en marzo, y tiene como objetivo sustituir 2.000 hectáreas de coca en tres meses.
Análisis de InSight Crime
Dados los pocos resultados que hasta el momento ha tenido el gobierno de Perú en el VRAEM, la meta planteada por Benites parece ambiciosa, si no imposible. Los cultivos alternativos requieren gran cantidad de dinero, seguridad y voluntad política local, elementos que parecen escasear en el VRAEM.
Pero el fracaso del programa de sustitución de cultivos en el VRAEM durante el último año también ilustra las dificultades que presenta implementar cualquier plan que pretenda reducir los cultivos de coca. Como señaló Benites, existen varias razones económicas y de seguridad para no implementar planes de cultivos alternativos. Sin embargo, otro enfoque más tradicional del gobierno, que consiste en la erradicación forzosa de coca, no ha tenido buenos resultados en el VRAEM.
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En junio del año pasado, el gobierno peruano abandonó su programa de erradicación en la región, en parte debido a la amenaza de seguridad que presentaba el grupo guerrillero Sendero Luminoso. El gobierno cambió abruptamente su objetivo de erradicar por la fuerza 15.000 hectáreas de coca en el VRAEM en 2014 por la sustitución voluntaria de apenas 5.000 hectáreas bajo el programa actual.
La incapacidad de reducir la producción de coca en el VRAEM ha sido un problema constante en Perú, que destruyó más de 30.000 hectáreas de coca el año pasado, y espera erradicar 35.000 hectáreas en 2015. Sin embargo, la ausencia de una estrategia gubernamental integral para reducir el cultivo de coca, sobre todo en el VRAEM, es una de las razones principales por las que Perú se ha convertido en el mayor productor de cocaína del mundo.