Según informes, la tasa de homicidios de Honduras ha disminuido un 30 por ciento en los últimos cuatro años, pero hay preocupantes signos de que la violencia del crimen organizado sigue siendo generalizada en este país centroamericano.
La tasa de homicidios de Honduras pasó de 86,5 por cada 100.000 habitantes en 2011 a 60,0 por cada 100.000 habitantes en el año 2015, lo que representa una disminución del 30,6 por ciento, según estadísticas presentadas recientemente por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Mientras en 2011 se contabilizaron 7.104 homicidios, para un promedio de 19 asesinatos por día, en 2015 la cifra bajó a 5.146 muertes, o 14 por día (vea el gráfico abajo).
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Las estadísticas de la UNAH difieren de las entregadas a principios de este año por el Secretaría de Seguridad de Honduras, que ha sido criticada por presentar estadísticas de homicidios inferiores a las de la universidad.
"La manipulación es evidente", le dijo recientemente a BBC Mundo José Guadalupe Ruelas, director de la organización no gubernamental Casa Alianza.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus iniciales en inglés) divulgó estadísticas menos alentadoras en México, en relación con el marcado aumento de menores que huyen de Centroamérica. Según UNICEF, el número de niños y niñas que migran sin compañía creció 333 por ciento, pasando de 5.596 casos en 2013 a 18.650 en 2015, según informó Animal Político. Las estadísticas de UNICEF muestran que el 97 por ciento de estos menores de edad provienen de los países del Triángulo Norte: Honduras, Guatemala y El Salvador.
Análisis de InSight Crime
La disminución en los homicidios puede ser un signo positivo, aunque hay otros indicadores que sugieren que Honduras sigue esforzándose por detener el crimen organizado y la violencia.
El éxodo de los niños de los países del Triángulo Norte es en gran parte consecuencia de la agitación social, que a su vez es producida en parte por la intimidación y la violencia de las pandillas. Asimismo, las masacres, que están estrechamente asociadas al crimen organizado, aumentaron en Honduras en 2015, en comparación con 2014.
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Estas discrepancias nos recuerdan una vez más que las estadísticas de homicidios a menudo ocultan una dinámica más profunda en el hampa de un país. Como lo han demostrado casos recientes, como el de un pacto de las mafias en Medellín (Colombia), que alguna vez fue capital del crimen, la disminución en las tasas de homicidio a veces tiene que ver con negociaciones y acuerdos entre los grupos criminales más que con las acciones del gobierno.
Sin embargo, estas cifras quizá serán aprovechadas por la administración del presidente Juan Orlando Hernández para alardear de los logros de su política de seguridad. Esta administración ha estado a favor de un enfoque de "Mano Dura", que es utilizado frecuentemente en Centroamérica, a pesar de que dicha táctica ha sido criticada porque lo que hace realmente es contribuir a que las pandillas callejeras se conviertan en grupos más sofisticados.