Las tensiones van en aumento en El Salvador, con los resultados de las elecciones presidenciales con un margen demasiado estrecho para anunciar un ganador -una situación que no presagia nada bueno para la extrema condición de seguridad del país.

El candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Salvador Sánchez Cerén, parece ser, desde el 11 de marzo el ganador de las elecciones, por un estrecho margen de 6.584 votos sobre su rival conservador, Norman Quijano. Sin embargo, la autoridad electoral de El Salvador, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ha dicho que no declarará un ganador hasta finales de la semana, informó La Prensa Gráfica.

Quijano y su partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) se disputan los resultados, llamando al proceso electoral un fraude, protestando frente a la sede del TSE, e incluso amenazando con involucrar al ejército.

Las tensiones suman el espectro de inestabilidad política a una situación de seguridad caótica, en la que la una vez alabada tregua entre las pandillas callejeras del país ha llegado a ser declarada como inexistente por parte de funcionarios de la policía, por un lado, y por otro lado, en la que los homicidios han aumentado desde aproximadamente cinco al día, tras la implementación de la tregua en 2012, a casi nueve al día en los últimos meses, informó El Mundo.

Análisis de InSight Crime

Todas las señales apuntan a que el candidato del FMLN mantiene su ventaja en el recuento de votos. Sin embargo, con tan pequeño margen de victoria, a quienquiera que gane las elecciones le hará falta la autoridad suficiente para tomar medidas fuertes y enfrentar la crisis de seguridad del país.

Si Sánchez Cerén gana, heredará un lío de seguridad provocado, en parte, por las políticas incoherentes de su propio partido. La actual administración de Funes será mejor recordada por la tregua entre pandillas, aunque nunca ha dado públicamente su total apoyo al pacto.

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Durante su campaña, Sánchez Cerén nunca hizo ninguna declaración oficial sobre la tregua, excepto para decir que el FMLN bajo Funes nunca la apoyó -una afirmación que parece cada vez más falsa, a medida que aumenta la evidencia de que los funcionarios del gobierno no sólo apoyaron tácitamente la tregua, sino que también pudieron haber pagado a los líderes encarcelados de las pandillas para que la respetaran. El candidato del FMLN tampoco habló nunca acerca de su estrategia de seguridad, aparte de decir que crearía una red nacional de policía.

Si bien el futuro de la tregua entre pandillas, y las políticas de seguridad de El Salvador bajo el gobierno de Sánchez Cerén siguen sin estar claras, si su rival ganara, probablemente significaría el fin de la tregua y un regreso a las políticas de seguridad de mano dura –lo que probablemente incluiría la militarización de la seguridad para combatir el crimen.

Pese a esto, posiblemente el efecto más perjudicial para El Salvador, sería una prolongada disputa sobre los resultados de las elecciones, sobre todo si esto lleva a una confrontación violenta. Como Honduras descubrió desde su golpe en 2009, la agitación política y la inestabilidad pueden actuar como una invitación abierta al crimen organizado para que se aproveche del caos.

3 respuestas a “¿Qué significan las apretadas elecciones presidenciales para la seguridad en El Salvador?”