Cifras recopiladas por un periódico de Honduras ofrecen una mirada a los bastiones y al tamaño de las dos pandillas más poderosas del país, la MS13 y Barrio 18.
El 60 por ciento de los miembros de las pandillas del país, la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, se concentran en tres sectores de San Pedro Sula, la capital mundial del crimen, según cifras obtenidas por La Prensa. En esta ciudad, la afiliación a las pandillas está dividida de manera bastante uniforme: se estima que el 51 por ciento de los miembros de las pandillas, unos 1.034 pandilleros, pertenecen a la MS13, mientras que los 1.001 restantes pertenecen a Barrio 18 (ver gráfico).
El resto de los miembros de las pandillas Barrio 18 y MS13 residen principalmente en la capital, Tegucigalpa, o en ciudades más pequeñas, como los municipios de Choloma, Danlí y El Paraíso, donde también habitan miembros de ambos grupos, según La Prensa (ver gráfico).
Se estima que Honduras tiene 116.000 miembros de pandillas, incluyendo a los que son miembros de grupos de menor tamaño, como los Chirizos, West Side y la Mara 61, informó La Prensa. Más de 4.700 miembros de pandillas se encuentran en la cárcel, según cifras de Unicef.
Los pandilleros típicamente comienzan a interactuar con su pandilla alrededor de los siete años y se integran al grupo a los 12 años, informó el diario La Prensa. En 2014, más de 500 menores de edad fueron detenidos, de los cuales al menos 350 fueron identificados como miembros de estos grupos criminales callejeros.
Análisis de InSight Crime
Las cifras recopiladas por La Prensa proporcionan una radiografía de la MS13 y Barrio 18 en Honduras, y aportan pruebas sobre la considerable presencia que ambas pandillas mantienen en San Pedro Sula. La actividad de las pandillas parece ser un importante motor de la violencia en esta ciudad, que ha registrado la tasa de homicidios más alta del mundo durante los últimos cuatro años. Uno de los factores que probablemente ha contribuido al derramamiento de sangre —puesto de relieve por las cifras de La Prensa— es que la MS13 y Barrio 18 cuentan más o menos con la misma cantidad de miembros en San Pedro Sula, lo cual probablemente ha impedido que alguno de los grupos gane una posición firme, y en su lugar ha fomentado batallas continuas por el control territorial.
Las cifras de La Prensa también apuntan a la importante presencia de pandillas de menor tamaño en Honduras. Mientras que la MS13 y Barrio 18 parecen ser los grupos dominantes en San Pedro Sula, las pandillas más pequeñas están presentes en todo el país, y algunas de ellas trabajan con el crimen organizado transnacional. Por ejemplo, según los informes, los miembros de la pandilla callejera Los Chirizos presuntamente comenzaron desempeñándose como vigilantes y mensajeros de droga para otros grupos, y desde entonces, con el apoyo de las organizaciones narcotraficantes que emplean sus servicios, han evolucionado hasta convertirse en una amenaza en la ciudad de Comayagüela.