Las muestras aisladas de disidencias al interior de las fuerzas armadas de Venezuela han generado especulaciones acerca de una creciente brecha entre miembros de diferente rango del ejército de la asediada nación. Pero las potenciales fracturas dentro del principal pilar de apoyo del régimen del presidente Nicolás Maduro podrían presentarse en otros ámbitos.
En un video del 6 de agosto, un capitán de la Guardia Nacional Bolivariana en el estado de Carabobo, rodeado por un grupo de hombres armados y con uniformes militares, se refería al gobierno de Maduro como una "tiranía asesina", según un informe del New York Times. El capitán instaba a los venezolanos y a la oposición a levantarse y unirse para restaurar el "orden constitucional".
Mientras se emitía el video que llamaba a la rebelión, otro grupo de unos 20 hombres, que según las autoridades eran soldados amotinados, atacaron una base militar en Paramacay, en la ciudad de Valencia, durante tres horas; la mitad de esos hombres lograron escapar con armas robadas.
Estos incidentes podrían señalar una creciente división entre las altas esferas del ejército y las tropas de base, como sostiene un experto consultado por el New York Times. Muchas de las élites militares se están beneficiando de las actividades criminales y de robos sistemáticos al Estado, mientras que los soldados rasos son enviados a enfrentar a diario a los manifestantes y sufren los mismos problemas económicos de los demás habitantes del país.
El apoyo del ejército es fundamental para la supervivencia del régimen de Maduro, quien ha aumentado el número de miembros de las fuerzas armadas en el gobierno desde que asumió el poder tras la muerte de Hugo Chávez. Cerca de la mitad de sus 32 ministros son miembros activos o retirados de las fuerzas armadas.
Las fuerzas armadas también han recibido el completo control sobre la importación y distribución de los alimentos básicos y de las medicinas de las que muchos venezolanos carecen como consecuencia de la crisis política y económica que devasta al país. Según un informe de Associated Press en 2016, esto le ha permitido al ejército expandir sus actividades ilegales y de contrabando, de modo que, además de vender combustible subsidiado del gobierno a través de la frontera con Colombia y traficar cocaína, ahora están traficando también alimentos.
Análisis de InSight Crime
A pesar de estos pequeños signos de rebeldía al interior de las fuerzas armadas de Venezuela, no hay suficiente evidencia de que estén aumentando las diferencias entre los soldados rasos y los generales del ejército, como afirma una experta consultada por InSight Crime.
En el futuro, es más probable que las diferencias al interior de la institución asuman la forma de conflictos entre grupos con diferentes intereses económicos y políticos, como afirma Rocío San Miguel, abogada venezolana especializada en temas militares y directora del grupo Control Ciudadano, que se dedica a la defensa de los derechos humanos.
Rocío le dijo a InSight Crime que sólo cuatro personas en el video difundido el 6 de agosto eran miembros de las fuerzas de seguridad —el resto eran civiles que llevaban uniformes militares—. Uno de esos cuatro desertaron hace un año, y los otros tres varios años atrás. Aunque no descarta totalmente la posibilidad de una división en el ejército, San Miguel sostiene que los hombres que aparecen en el video no eran una muestra representativa de los rangos bajos del ejército.
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"Otros aspectos en los que habría disensiones […] en el futuro son los enfrentamientos entre los diferentes grupos de poder económico y político, asociados con negocios legales e ilegales", explicó San Miguel, quien además señaló otra posible fuente de tensión: entre los "Chavistas" que apoyan la actual Constitución y los "Maduristas" a favor de una nueva redacción de la carta constitucional por parte de la controvertida Asamblea Constituyente.
De cualquier manera, San Miguel sostiene que es un error centrarse en la dinámica entre los rangos inferiores y superiores de las fuerzas armadas.
"Para medir la posibilidad de una rebelión militar en Venezuela, el análisis se debe centrar en el comportamiento de los rangos medios, no en los rangos altos o los bajos. Y mucho menos en los que lideran a los desertores o en funcionarios jubilados que no tienen la posibilidad de dirigir una insurrección".