Las autoridades de Argentina han capturado a dos hermanos de Paraguay que construyeron de cero un imperio de marihuana que abarcaba desde el cultivo hasta el consumidor, destacando los espacios existentes en algunas partes de Latinoamérica para que los traficantes independientes operen.
Lorenzo y Arnaldo Cubilla fueron arrestados en junio después de que las autoridades incautaron 3,5 toneladas de marihuana en un camión disfrazado con insignias falsas del Ministerio de Desarrollo Social del país.
Según las autoridades, los hermanos comenzaron como pequeños vendedores de drogas en un barrio pobre de Buenos Aires, pero construyeron una gran operación que cultivaba la marihuana en Paraguay y utilizaba una flota de camiones y un avión para transportar la droga a diferentes lugares de Argentina, e incluso hasta Chile, informó Clarín.
Lorenzo presuntamente cultivaba la marihuana en unas tierras que los hermanos habían comprado en San Pedro del Paraná, a 360 kilómetros de Asunción, y Arnaldo distribuía el producto en Argentina, informó Última Hora.
Su detención se produjo luego de una investigación de seis meses, durante la cual las autoridades intervinieron 30 teléfonos y contrataron traductores para descifrar las conversaciones en guaraní -una lengua indígena hablada en Paraguay.
Los hermanos están siendo procesados ??en Argentina junto con otros cinco socios.
Análisis de InSight Crime
El hecho de que los hermanos Cubilla fueron capaces de construir una organización de narcotráfico independiente y de controlar cada etapa de la cadena de producción y distribución, es una señal de las oportunidades criminales ofrecidas a los emprendedores operadores independientes en algunas partes de Latinoamérica, como en Argentina y Paraguay, donde las sofisticadas organizaciones a gran escala todavía no han echado raíces y establecido monopolios.
Comenzar semejante operación en países con una dinámica criminal diferente, como Colombia o Brasil, probablemente atraería con rapidez la atención de organizaciones criminales más grandes y considerablemente más poderosas, como los Urabeños o el Primer Comando Capital (PCC). Sin embargo, incluso en estos países, hay indicios de algún tipo de "democratización" en el tráfico de drogas. En Colombia por ejemplo, donde alguna vez los grupos más poderosos controlaron el narcotráfico de arriba abajo, actualmente, estos ofrecen frecuentemente servicios a los traficantes, creando un espacio para los operadores independientes que están dispuestas a colaborar.
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El caso Cubilla también demuestra la vulnerabilidad de los operadores independientes, que son menos propensos a tener las amplias redes de contactos oficiales corruptos y de contar con el poder coercitivo en el que se basan las organizaciones más establecidas para evitar ser capturadas.
Las oportunidades para estos operadores podrían estar disminuyendo en Paraguay. Hay numerosos indicios de que las organizaciones criminales brasileñas -como la pandilla de prisión PCC- tienen una creciente presencia en Paraguay, y a medida que se establecen más en el país, son propensas a intentar, sino hacerse cargo, al menos si tomar su parte en otras operaciones de tráfico.