Las autoridades de Argentina han arrestado a una banda narcotraficante de hooligans, en un caso que ilustra el potencial criminal de los matones bien conectados conocidos como "barras bravas".
La policía capturó a ocho personas pertenecientes a una banda criminal integrada por barras bravas de los equipos de fútbol Independiente y El Porvenir, incautando vehículos, armas, 60 kilos de marihuana y dos kilos de cocaína, informó Los Andes.
Según la policía, la banda no operaba dentro de las canchas de los equipos, sino que en cambio ofrecía un servicio de entrega de microtráfico, principalmente en la capital y en la zona del Gran Buenos Aires.
Los arrestos se producen dos meses después de un ataque contra el presidente de El Porvenir, Enrique Merelas, en el que unos desconocidos prendieron fuego a su coche, informó El Litorial. Tras el ataque, Merelas se quejó de que “los clubes son un depósito de drogas”.
Y agregó que “en todos los clubes pasa lo mismo y el dirigente que diga lo contrario miente”.
Análisis de InSight Crime
Desde hace algún tiempo las barras bravas de Argentina han evolucionado, comenzando como afiliaciones informales de matones buscando enfrentarse con hinchas de equipos rivales, se han convertido en organizaciones coordinadas y poderosas.
Las barras ejercen una enorme influencia sobre los equipos, y la jerarquía de ellos las utilizan para manipular elecciones, proporcionar seguridad e intimidar a sus oponentes. También revenden entradas para los partidos y cobran ilegalmente espacios de parqueo, venden drogas, e incluso contratan a sus miembros para apoyar a políticos en las calles o en manifestaciones.
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El caso de los aficionados de El Porvenir y de Independiente, junto con los comentarios del presidente de El Porvenir, sugieren que los vínculos entre el microtráfico y el fútbol podrían ser cada vez más fuertes, y que las actividades de tráfico de drogas podrían estar trasladándose de las tribunas hacia operaciones de tiempo completo que cubren grandes áreas metropolitanas.
El hecho de que la red estuviera compuesta por aficionados de diferentes equipos de fútbol plantea la posibilidad de que se tratara de una operación de redes combinadas extendiéndose más allá de las líneas de negocio establecidas por las barras individuales. Esto podría sugerir que algunos líderes de los grupos están buscando expandir sus actividades criminales, o, posiblemente, que grupos de narcotraficantes externos están reclutando de estas estructuras o cooptándolas.