Las autoridades de Bolivia incautaron grandes cantidades de drogas y armas, y varios presos murieron durante una redada en la prisión más grande del país, lo que demuestra que los reclusos continúan ejerciendo un control casi total sobre las penitenciarías del país.
Siete reclusos murieron y otras 26 personas resultaron heridas después de que las autoridades bolivianas hicieran una incursión en la prisión Palmasola, en el departamento de Santa Cruz, al oriente del país, justo antes del amanecer del 13 de marzo, según un comunicado de prensa del Ministro de Gobierno.
Según el comunicado de prensa, durante la redada las autoridades incautaron ocho toneladas de marihuana y cocaína, 85 cuchillos y machetes, ocho armas de fuego, varias granadas, 188 teléfonos móviles, cerca de US$9.000 en efectivo y varios equipos utilizados para destilar bebidas alcohólicas.
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Según informes de los medios de comunicación locales, cerca de 6.000 reclusos están encarcelados en la prisión Palmasola, y unos 2.300 policías llevaron a cabo la redada, en un intento por arrebatarles el control a los grupos criminales. Además, las autoridades transfirieron a 20 prisioneros de Palmasola a otras cárceles en diferentes departamentos del país.
La redada de la policía se dio como respuesta a los disturbios en la prisión, que surgieron como parte de las protestas de los reclusos por las recientes medidas que restringen el ingreso de menores a las instalaciones, luego de que se informara que una joven había sido violada repetidamente por un preso, según informó EFE. Las leyes anteriores permitían que los niños menores de seis años se quedaran con sus padres encarcelados.
La prisión de Palmasola es considerada la más corrupta y peligrosa de Bolivia. En agosto de 2013, 36 personas fueron asesinadas, entre ellas un niño de un año de edad, durante un motín en la prisión, como parte de una lucha de poder dentro de las instalaciones.
Análisis de InSight Crime
La reciente redada en esta prisión es un claro ejemplo del control casi completo que ejercen los reclusos y de las continuas dificultades que enfrentan las autoridades del país por mantener el orden.
Durante mucho tiempo, las prisiones de Bolivia han sufrido de hacinamiento y del uso excesivo de la detención preventiva. Un informe reciente señaló que el hacinamiento estaba en "niveles críticos" en las penitenciarías del país, donde hay una tasa de ocupación de más del 250 por ciento. El problema se complica por el hecho de que casi el 70 por ciento de los presos bolivianos se encuentran recluidos en prisión preventiva.
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Esta grave situación de hacinamiento ha permitido que los reclusos tomen el control. En Palmasola, el hecho de que los presos hubieran podido acumular casi ocho toneladas de drogas en la prisión, además de los equipos necesarios para destilar alcohol, muestra la falta de control de las autoridades. Los reclusos de toda la región se suelen dedicar al narcomenudeo, pero no es frecuente que puedan adquirir toneladas de drogas.
Como les dijo un preso de Palmasola a los investigadores de InSight Crime durante una investigación de 2014: "¿Un centro de rehabilitación? Aquí es donde uno viene si quiere aprender cómo se organiza el crimen".