Una investigación sobre una operación marítima de tráfico de drogas reveló cómo los presuntos criminales utilizaron una serie de traslados en barco para mover cocaína desde Ecuador a Guatemala, destacando los desafíos que enfrentan los esfuerzos marítimos de interdicción de drogas en la región.
La investigación que se llevó a cabo después del arresto en octubre de cuatro presuntos narcotraficantes -dos ecuatorianos, un guatemalteco y un colombiano- reveló que el barco que traficaba drogas había partido desde la costa norte de Ecuador con los ecuatorianos y el colombiano a bordo, informó El Nuevo Herald.
Ellos se reunieron con el guatemalteco en un punto preestablecido en la costa de ese país, donde abordaron su barco y navegaron a otro destino, a 150 millas (aproximadamente 240 kilómetros) de distancia. Cuando llegaron a ese lugar, recibieron instrucciones de desplazarse otras 500 millas (aproximadamente 800 kilómetros), donde otra embarcación les dio paquetes de cocaína, combustible extra, y equipos de comunicaciones.
En el camino de regreso a Guatemala, un avión de vigilancia de Estados Unidos que patrullaba las aguas entre El Salvador y Guatemala detectó el barco, y un helicóptero de la Guardia Costera lo obligó a detenerse.
La Guardia Costera detuvo a los cuatro hombres, y luego encontró 700 kilos de cocaína que habían sido arrojados por la borda. Los traficantes acusados actualmente se encuentran en una cárcel de Miami a la espera de un juicio.
El Nuevo Herald informó sobre un caso similar, en el que traficantes presuntamente salieron desde la misma zona en Ecuador y se encontraron con otra embarcación que venía desde cerca de la frontera entre Guatemala y México.
Análisis de InSight Crime
El uso de varios barcos en varios puntos de la costa centroamericana para coordinar el envío de cocaína -muy probablemente con destino a Estados Unidos- demuestra la dificultad de controlar las rutas marítimas en la región. El video de la agencia de noticias Fusion de un barco de la marina de Estados Unidos patrullando fuera de Colombia, muestra cómo las operaciones multinacionales contra las drogas, que involucran tecnología avanzada, son utilizadas para rastrear y detener el narcotráfico marítimo.
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El monitoreo de las operaciones marítimas de drogas se complica aún más por los recortes a los esfuerzos de interdicción de la Guardia Costera de Estados Unidos, a principios de este año, pese a que la evidencia sugiere que los grupos narcotraficantes están dependiendo cada vez más de las rutas marítimas del Pacífico y del Caribe para mover las drogas. Si los estados cortan los recursos a la interdicción marítima, los grupos criminales probablemente continuarán explotando estas rutas para traficar drogas a Estados Unidos. La situación puede complicarse aún más por el uso de semisumergibles o submarinos.
Funcionarios estadounidenses antinarcóticos están luchando para cerrar no sólo las rutas marítimas, sino también las rutas de tráfico aéreas a lo largo de ambas costas. Según un oficial de la Guardia Costera, sólo una tercera parte de los barcos o aeronaves traficando drogas, monitoreados por Estados Unidos en el mar Pacífico y Caribe, fueron detenidos en 2013.