Haití está restableciendo el ejército que había huido en desbandada después de más de dos décadas, en medio de preocupaciones sobre la inseguridad creciente, en un momento en que el cuerpo de paz de las Naciones Unidas tiene programado retirarse del país a finales de este año. Y aunque los políticos han justificado la medida como un paso adelante en la lucha contra el tráfico de contrabando, las motivaciones reales detrás de la decisión pueden ser políticas.
El reclutamiento para el nuevo ejército lo anunció el Ministerio de Defensa a comienzos de julio y ha enrolado más de 2.200 candidatos en la primera ronda, según información de Haití Libre. Por limitaciones de presupuesto tendrá menos de 500 miembros.
El ministerio de defensa Hervé Denis dijo que la misión del ejército sería luchar contra el contrabando y brindar ayuda en caso de desastres naturales, según el Miami Herald. El ministro sostuvo que el costo del cuerpo se compensará con su impacto en el contrabando proveniente de República Dominicana, que según sus cálculos ocasiona pérdidas en aranceles para Haití entre US$200 millones y US$500 millones al año.
Sin embargo, los críticos han dicho que al proceso de reclutamiento le ha faltado transparencia y se ha hecho en ausencia de una estructura de mando para el cuerpo, según AlterPresse.
Otros han cuestionado la lógica de inversión en un ejército en lugar de dedicar mayores recursos a la Policía Nacional haitiana, con 15.000 agentes. Un informe del secretario general de las Naciones Unidos, publicado en agosto de 2016, observó deficiencias importantes en las mejoras planeadas a la institución, lo que incluye el incremento de sus funciones en el control fronterizo.
Análisis de InSight Crime
Varios expertos consultados por InSight Crime plantearon inquietudes sobre la potencial eficacia del ejército en términos de las medidas propuestas para combatir el contrabando, a la vez que señalan posibles motivaciones políticas en el restablecimiento del cuerpo. Y todos alertaron del riesgo de que se repita la historia de violencia y abusos del ejército en Haití.
"Enviar a la frontera soldados mal pagos y mal entrenados a enfrentar una trama de corrupción masiva parece una misión abocada al fracaso", observó Jake Johnston, investigador asociado del Centro para la Investigación Económica y de Políticas (CEPR), quien ha hecho amplia investigación y estudios sobre Haití.
No cabe duda de que un marco fiscal inadecuado y la corrupción en un organismo de aduanas ineficiente son las dos causas principales del contrabando a lo largo de la frontera; no la falta de presencia militar.
"La iniciativa de restablecer el ejército no es una iniciativa racional, en respuesta a las necesidades de Haití, sino ideológica", comentó a InSight Crime.
"Este es un partido con estrechas conexiones con la antigua clica duvalierista y militarista que había gobernado a Haití por décadas y cuyo poder e influencia se vio amenazada por gobiernos anteriores. Sería difícil que el gobierno le volviera la espalda a su fuente de control ahora que está en el poder", señaló el investigador del CEPR, en referencia a los gobiernos de François "Papa Doc" Duvalier y su hijo Jean-Claude, también conocido como "Baby Doc". La dinastía política autoritaria, que se extendió de las décadas de 1950 a 1980, fue asociada con el uso de las fuerzas armadas como instrumento de represión política, un hecho que contribuyó a la decisión del entonces presidente Jean-Bertrand Aristide de desmontar el ejército en 1995.
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Los comentarios de Johnston repetían los de Brian Concannon, director ejecutivo de la organización de abogados defensores Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití (IJD, por sus siglas en inglés).
"No he visto nada que indique que el ejército haría un mejor trabajo que la policía civil en la vigilancia de las fronteras o la respuesta ante desastres naturales", concluyó Concannon.
Añadió que otros ejemplos de iniciativas de militarización de la seguridad en todo el continente americano indican que un mejor procedimiento puede ser el refuerzo de la policía civil antes que la creación de una nueva institución castrense.
"Eso es especialmente cierto si se considera la historia de corrupción y falta de ética profesional en el ejército haitiano", dijo el abogado de derechos humanos a InSight Crime.
Concannon también señaló que hay motivos políticos en juego, cuando afirmó que el ejército ayudaría al gobierno "a ejercer control sobre sus opositores políticos", lo que se evidencia en "la propuesta inicial de ejército del [ex] presidente [Michel] Martelly, que incluía de manera específica el espionaje a periodistas y otros, a las actuales iniciativas de reclutamiento de soldados antes incluso de que hubiera mucha estructura".
Es interesante que tanto Concannon como Johnston notaron factores socioeconómicos subyacentes detrás del respaldo del público al ejército y el interés al parecer generalizado en el reclutamiento.
"Esto ha ganado cierta adherencia adicional por el alto grado de desempleo entre los jóvenes, donde cualquier oportunidad de ingreso fijo es bienvenida. También, dado que la gran mayoría de la población haitiana es bastante joven, muchos no tienen la experiencia histórica que tienen otros del ejército haitiano y sus acciones represivas", explicó Johnston.
"La gente se está enrolando porque están desesperados por empleos y sentido", agregó Concannon, y advirtió que "una vez que [los miembros del nuevo ejército] tengan la posición, harán lo que sea necesario para ese estatus".