Una reunión de fuerzas de autodefensa en el estado de Guerrero, al suroeste de México, terminó en una masacre que dejó 16 muertos, una preocupante señal de que estos grupos podrían terminar por enfrentarse en el tipo de rivalidades sangrientas que actualmente se presentan entre las autodefensas en el vecino Michoacán.
El 6 de junio, dos grupos de autodefensa que pertenecen al Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) se reunieron en las afueras rurales de Acapulco con el fin de acordar un pacto de no agresión, luego de que una confrontación en marzo dejara 7 muertos, informó El Universal. Sin embargo, las conversaciones terminaron en violentos enfrentamientos que dejaron 16 muertos y más heridos.
La Procuraduría General de Guerrero declaró que los dos grupos estaban involucrados en una disputa territorial, que comenzó después de que uno de ellos se desprendiera de la FUSDEG, informó Proceso.
Un líder comunitario le dijo a El Universal que se han estado presentando conflictos desde que la FUSDEG se separó de otra coalición de fuerzas parapoliciales, la Unión de Pueblos y Organizaciones de Guerrero (UPOEG).
Análisis de InSight Crime
Si bien los habitantes del suroeste de México ya están acostumbrados a los brotes de violencia vinculados a los grupos de autodefensa, estas rivalidades violentas y la alta cifra de muertos que dejan han estado tradicionalmente más asociadas a los movimientos de autodefensa del vecino estado de Michoacán.
En Michoacán existe una sospecha generalizada de que elementos criminales se han infiltrado en las unidades de autodefensa que han surgido en los últimos dos años, y se cree que algunas facciones incluso operan como organizaciones criminales. Otros grupos se han visto involucrados en rivalidades mortales y en luchas de poder, que han continuado a pesar de los intentos del gobierno de legalizar a los grupos de autodefensa.
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Por el contrario, las redes de autodefensa en Guerrero se remontan a los años noventa, y están caracterizadas por sus arraigadas costumbres indígenas. Las fuerzas parapoliciales como la UPOEG también han mostrado estar dispuestas a colaborar con las fuerzas de seguridad del Estado.
Sin embargo, episodios anteriores de violencia entre facciones disidentes de los grupos de autodefensa en Guerrero han generado temores de que éstos puedan estar comenzando a enfrentarse en conflictos internos similares a los que han plagado a sus contrapartes en Michoacán. Los informes de policías comunitarios vinculados a grupos guerrilleros de izquierda en Guerrero también han generado dudas sobre su credibilidad como fuerza de seguridad pública.