Más de 2.000 válvulas ilegales, ubicadas en los oleoductos de México, están "ordeñando" enormes cantidades de combustible de la empresa petrolera estatal Pemex, generando una industria ilegal valorada en millones de dólares.
Las cifras obtenidas por El Universal, mediante una solicitud de acceso a la información, pintan un cuadro sorprendente sobre la proliferación del robo de hidrocarburos a lo largo de México. En 2013, Pemex descubrió 2.614 tomas clandestinas en sus oleoductos que transportan gasolina, diesel, petróleo crudo, gas natural y petroquímicos, en comparación con las 155 descubiertas en 2000. La cifra indica que, en promedio, se instaló una red de tomas cada catorce kilómetros sobre el oleoducto, en 2013.
Ahora el problema se ha extendido por todo el país y se han encontrado perforaciones en cada uno de los estados (provincias) en que hay oleoductos de Pemex. Esto ha crecido con mayor rapidez en los estados de Tamaulipas, donde el año pasado hubo 539 tomas clandestinas en comparación con ocho en 2000, Veracruz, donde la cantidad de tomas incrementó de 25 a 240, y Jalisco, que registró siete en 2000 en comparación con 230 en 2013.
Entre 2009 y 2013 Pemex informó de 6.480 casos de robo de combustible.
Análisis de InSight Crime
El robo de hidrocarburos en México ha pasado de ser una actividad criminal de poca monta, llevada a cabo por redes de robo y distribuidores corruptos de Pemex, a una operación sofisticada vinculada con los principales grupos criminales de México. Las cifras obtenidas por El Universal destacan cuán común y lucrativo se ha convertido este comercio, desde que fue asumido por el crimen organizado.
Se cree que los Zetas, una de las principales organizaciones criminales de México que han mostrado tener un mayor interés en diversificar sus intereses criminales, encabezan las acciones dirigidas al robo de combustible. El hecho de que los dos estados en donde el robo de combustible ha incrementado con mayor rapidez, Tamaulipas y Veracruz, sean bastiones tradicionales de los Zetas, sugiere que ellos han sido una de las fuerzas que han impulsado la expansión en los últimos años.
Sin embargo, en la actualidad, el robo de hidrocarburos afecta a todos los estados mexicanos, lo que demuestra que otros grupos también están aprovechando éste lucrativo comercio. Pese a los indicios de que grandes carteles, como el Cartel de Sinaloa, también podrían estar involucrados, hoy en día esta práctica es tan generalizada que es posible que involucre a cualquier cantidad de grupos criminales de todos los tamaños y niveles de organización.
El otro único país de la región que ha presenciado el robo de combustible a una escala tan grande es Colombia, que primero vio a grupos guerrilleros y después a organizaciones paramilitares establecer sofisticadas y altamente organizadas operaciones de robo de petróleo.