El exsecretario privado de la vicepresidenta de Guatemala, quien era buscado por el escándalo de corrupción de “La Línea”, se ha entregado a las autoridades, convirtiéndose así en un nuevo testigo que les permitirá a los fiscales elaborar sus casos contra la ex vicepresidenta y el expresidente.
Juan Carlos Monzón aparentemente se entregó a las autoridades el 4 de octubre, después de evadir su captura por más de cinco meses. Monzón era buscado por su presunta participación en el escándalo de corrupción de La Línea, que ha alcanzado a los más altos niveles del gobierno de Guatemala.
El escándalo se conoció en abril de este año, y como resultado Roxana Baldetti renunció a la vicepresidencia y Otto Pérez Molina a la presidencia. Ambos están actualmente en la cárcel, mientras se adelantan los juicios en su contra por cargos de corrupción.
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Monzón ha sido identificado por las autoridades y por los abogados de Baldetti como la cabeza o el principal operador del esquema de corrupción; sin embargo, él niega tales acusaciones, aduciendo que nada se hacía sin el “conocimiento y aprobación” de Baldetti o de Pérez Molina, informó Prensa Libre.
El exsecretario privado de la exvicepresidenta se ha denominado a sí mismo como el “eslabón” que la fiscalía necesita para cerrar la investigación sobre La Línea, y ha pedido protección para su familia. Monzón se encuentra actualmente en prisión preventiva, y un juez ha ordenado medidas de seguridad para su familia.
Análisis de InSight Crime
Los testimonios de los principales ayudantes y presuntos cómplices no auguran nada bueno para Baldetti y Pérez Molina. La entrega de Monzón se presenta sólo una semana después de que otro importante sospechoso en el caso, Salvador Estuardo González Álvarez, declarara que Baldetti y Pérez Molina fueron quienes obtuvieron las mayores ganancias en el esquema de corrupción. Y en declaraciones ante la corte, Monzón hizo referencia directa al testimonio de González Álvarez.
“Reconozco que Salvador Estuardo González Álvarez dijo la verdad; lo que dijo es lo que sabe, la otra mitad la tengo yo”, dijo Monzón en la corte.
Los fiscales van a necesitar todas las pruebas posibles. Y aunque esta parece una gran oportunidad, ellos están intentando hacer historia en un país donde el éxito de cualquier caso, especialmente si involucra a un expresidente, no se logra fácilmente.