Las autoridades de Paraguay identificaron a una figura central en el comercio transnacional de drogas con Brasil, una nueva señal de que los traficantes paraguayos están asumiendo papeles cada vez más importantes en la gestión de sus propias redes de tráfico de drogas.
Clemencio González Giménez, un presunto narcotraficante conocido como “El Gringo”, se ha convertido en la principal prioridad de la policía en la provincia de Amambay, en la frontera oriental del país, informó ABC Color. Se dice que González controla la mitad del tráfico de drogas en una región semiárida ubicada a lo largo de la frontera brasileña, conocida como “frontera seca”, una zona de importancia estratégica dado el papel de Paraguay en el abastecimiento del mercado interno de drogas en Brasil.
En enero estalló un escándalo cuando agentes corruptos de la policía devolvieron a González un alijo de 252 kilogramos de cocaína que le había sido incautado, lo que generó el despido de varios oficiales de alto nivel y una reestructuración de la dirección policial en la región. Dos concejales y varios agentes de policía de Amambay han sido detenidos en relación con el incidente, y el fiscal del caso emitió una orden de captura internacional contra González.
Según ABC Color, González trabaja con Fernandinho Beira Mar, líder de una pandilla narcotraficante brasileña conocida como Comando Vermelho , y es el sucesor designado de Fahd Jamil Georges, “El Padrino”, para el tráfico de drogas entre Paraguay y Brasil.
Análisis de InSight Crime
Tradicionalmente los criminales paraguayos han cumplido papeles secundarios en el tráfico transnacional de drogas, desempeñándose como asesinos o conductores, aunque, según informes presentados por el ministro de antidrogas del país, han venido asumiendo un papel cada vez más activo en este comercio. Al igual que González, muchos de los traficantes paraguayos abastecen a las organizaciones brasileñas de mayor tamaño.
La capacidad de González para conseguir que la fuerza policial local de Amambay le devolviera el cargamento de cocaína incautado también es indicativo de la impunidad con la que los narcotraficantes pueden operar en Paraguay, con la ayuda de policías y políticos cómplices. Un periodista de ABC Color que informaba sobre la narcopolítica en la región fue asesinado el año pasado, y un alcalde local fue arrestado recientemente en relación con el asesinato. La evidencia de colusión entre narcotraficantes y funcionarios también se puede observar en el ámbito nacional: algunos miembros del Congreso del país han sido acusados de tener vínculos con los traficantes de drogas de Brasil y Paraguay, mientras que las autoridades también han descubierto una enorme red policial de sobornos en otro estado fronterizo paraguayo.
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Las autoridades paraguayas harían bien si finalmente fijaran su atención en la presunta red de drogas de González en Amambay. Esta provincia, que también es una importante región productora de marihuana, ha sido catalogada como una de las regiones fronterizas más peligrosas en Latinoamérica. Plagada de corrupción, la provincia cuenta con amplias redes de tráfico de drogas y de bienes de contrabando, lo cual la ha convertido en un punto de tránsito clave para el tráfico hacia Brasil.