Los secuestradores venezolanos están exigiendo el pago de rescates en dólares estadounidenses, en lugar de la moneda local, según un nuevo informe que revela que incluso los grupos criminales no son inmunes a la profundización de la crisis económica del país.
El bajo valor de la moneda nacional de Venezuela, el bolívar, ha obligado a los grupos de secuestradores a cambiar su modus operandi, informó Sumarium. Los familiares y allegados de los secuestrados le dijeron a Sumarium que los captores habían exigido entre US$ 7.000 y 10.000 por los rescates.
“Agarraron a mi esposa [...] Cuando me llamaron lo primero que me pidieron fueron dólares”, dijo un individuo.
Un oficial de policía no identificado explicó que los secuestradores comienzan a exigir bolívares solamente después de que la suma del rescate pasa el umbral de US$10.000.
“Los familiares de los rehenes juntan sus ahorros en dólares y euros en efectivo cuando el rescate no supera los US$10.000”, dijo el funcionario. “Cuando piden más, los secuestradores acceden a negociar en bolívares”.
Los secuestradores no son las únicas redes criminales que están cambiando el bolívar por la moneda europea o estadounidense. Sumarium señaló un informe reciente de La Vanguardia en el que un preso declara que les paga sobornos a funcionarios militares en euros con el fin de obtener armas en el interior del centro penitenciario. Los jefes criminales en Caracas, según informes, también ofrecen pagarles a sus secuaces hasta US$1.000 por cada agente de inteligencia que matan.
Análisis de Insight Crime
La economía de Venezuela está en caída libre. Y si es difícil conceptualizar las terribles cifras —una tasa de inflación del 500 por ciento proyectada para el año 2016 y el valor del dólar americano cuadruplicado durante el año pasado en el mercado negro—, informes como los de Sumarium permiten entender la situación. Los traficantes de drogas en toda América Latina han negociado en dólares estadounidenses, pero la propagación de esta práctica a las industrias criminales locales como el secuestro es un ejemplo del notable desmoronamiento de la rica economía en petróleo de Venezuela y de la lamentable gestión de la política fiscal por parte del gobierno.
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Venezuela también enfrenta una ruptura del orden público en el país, lo que ha provocado un aumento de la justicia a manos de particulares, dado que los crímenes quedan impunes por parte de las autoridades. Recientemente, una muchedumbre enfurecida atacó a un hombre que creían que había robado cinco dólares, para luego rociarlo con gasolina y quemarlo vivo.
“Queríamos enseñarle a este hombre una lección”, le dijo un joven a Associated Press. “Estamos cansados de que nos roben cada que vamos a la calle, y la policía no hace nada”.
El empeoramiento de la situación en Venezuela puede proporcionarles a los grupos criminales una oportunidad para aumentar sus filas y expandir sus operaciones. En julio de 2015, el Observatorio Venezolano de Delito Organizado observó con alarma el aumento de las llamadas “megabandas” en todo el país.