Recientes informes sobre amenazas y ataques realizados por dos grupos milicianos ilegales han conmocionado a Paraguay, donde las autoridades intentan contener al EPP, un pequeño pero activo grupo guerrillero marxista.
El 12 de agosto, cinco individuos fuertemente armados vestidos “como militares” presuntamente dispararon al aire con el fin de intimidar a dos jóvenes indígenas en el occidente de Paraguay, informó ABC Color. El periódico se refirió al grupo armado como “paramilitares”.
Un abogado le dijo a ABC Color que la amenaza en contra de los jóvenes indígenas podría ser una “represalia” ordenada por una empresa ganadera de la zona. Según ABC Color, semanas antes, miembros de la comunidad habían impedido que dicha empresa deforestara terrenos indígenas.
Entretanto, a principios de agosto Última Hora informó que un grupo autodenominado “Justicieros de la Frontera” le declaró la guerra al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Presuntos miembros del grupo habrían enviado por Whatsapp —una plataforma para enviar mensajes de texto— un mensaje amenazante al EPP.
“Conocemos uno a uno [a] los integrantes, así es que rueguen desde ahora por sus vidas”, dice el mensaje. “Ya estamos detrás de ustedes. La guerra empieza ahora”.
El 9 de agosto, un taller de mecánica de un familiar de Manuel Cristaldo Meireles, uno de los líderes del EPP, fue atacado e incendiado, informó Última Hora. Una nota encontrada en el taller al día siguiente —presuntamente firmada por los Justicieros de la Frontera— advertía al EPP que los harían pagar por sus crímenes.
Análisis de InSight Crime
El surgimiento de nuevos grupos armados ilegales podría implicar mayores retos en materia de seguridad para Paraguay, que ha enfrentado algunos problemas en su lucha contra el EPP, a pesar de que el grupo sólo cuenta con unos 20 miembros. En abril de 2014, el EPP secuestró a Arlan Fick, un joven de 17 años de edad que estuvo privado de su libertad durante ocho meses, pese a los múltiples intentos de las autoridades por rescatarlo. Así mismo, el EPP perpetró una serie de ataques estratégicos en julio de 2014, y el mes pasado las autoridades paraguayas afirmaron que el grupo guerrillero estaba actuando como un “brazo armado” de los traficantes de drogas.
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Los informes sobre el incremento de la actividad de grupos armados se presentan en un momento poco oportuno para Paraguay, que sigue afectado por el escándalo de la narcopolítica que se desató el año pasado. Desde el asesinato de un periodista que estaba investigando el comercio de marihuana en octubre de 2014, varios congresistas y funcionarios de seguridad han sido vinculados con narcotraficantes o arrestados por presuntos vínculos con éstos.