Al parecer, los traficantes sexuales de México han comenzado a utilizar niñas menores de edad para reclutar a otras menores y ser explotadas sexualmente, reflejando la tendencia más amplia del incremento en el uso de niños por parte del crimen organizado.
Los hombres que manejan las redes de tráfico sexual están obligando a sus víctimas a ganarse la confianza de otras niñas, con el fin de convertirlas en presas, informó El Universal. En el caso citado, el “padrote” (proxeneta) llevó con él a la víctima escogida a varios lugares del país, con el fin de atraer a niñas adolescentes vulnerables a trabajar con él en la capital y en otras ciudades mexicanas, con la promesa de una mejor vida.
Las víctimas no sólo actúan como reclutadoras –también tienen que entrenar a las nuevas reclutas antes de que sean llevadas a la capital, enseñándoles posiciones sexuales, indicandoles cuánto cobrar a los clientes, y cómo convencer a la policía de que están trabajando bajo su propia voluntad. Además son culpadas si una de las niñas escapa.
Según Rosi Orozco, una excongresista y presidente de la Comisión Unidos Vs. Trata, las reclutadoras son incitadas por el miedo y las amenazas. Orozco dio el ejemplo de una joven de 16 años que reclutó a otra dos años menor que ella porque los traficantes tenían a su bebé.
Análisis de InSight Crime
El reclutamiento es sólo la primera etapa en la cadena de la trata de personas para la explotación sexual. Después, las niñas son preparadas para ser vendidas, y usualmente luego son compradas a los reclutadores por “intermediarios” que las distribuyen a agencias de acompañantes, burdeles, proxenetas y redes de tráfico sexual, tanto domésticas como internacionales.
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El tráfico sexual es un gran problema en México –en 2012, Orozco afirmó que cada año en el país, unos 820.000 adultos y niños eran traficados para la explotación sexual. Según una ONG de la región, el 70 por ciento de los casos vistos en México están relacionados con carteles de droga, un mercado que en 2012 les produjo ganancias de US$10 mil millones.
Atraer a jóvenes mujeres y a otros sectores vulnerables de la población con falsas promesas de riqueza y otros lujos es una táctica común de los traficantes de personas a lo largo de la región. Mientras las víctimas de los traficantes sexuales en México sean cada vez más jóvenes, y los grupos de narcotraficantes se involucren más profundamente en el comercio, no es ninguna sorpresa que las niñas sean obligadas a ayudar en el proceso.
Como señala Orozco, los narcotraficantes y los traficantes de armas también utilizan a sus victimas, en particular a los niños pequeños, para cometer actos ilegales. A menudo son menos propensos a ser detenidos por la policía y si lo son, son juzgados como menores y no enfrentan las mismas condenas. En el caso del tráfico sexual, también es más probable que se ganen la confianza de otras potenciales víctimas –un aspecto crítico en el proceso de reclutamiento.