Según informes, el tráfico ilegal de un pescado endémico de las aguas de México es un comercio de bajo riesgo que les genera enormes beneficios a las organizaciones criminales que buscan abastecer la demanda del mercado negro asiático.
Una investigación de Reporte Índigo describe cómo los grupos del crimen organizado mexicanos están fuertemente involucrados en el tráfico ilegal del pescado totoaba a Asia. Estos peces se encuentran exclusivamente en el Golfo de California, México, y poseerlo es considerado un “delito contra la biodiversidad”.
El totoaba es atrapado por su apetecida vejiga de aire. Las otras partes del cuerpo de los peces son desechadas, y este órgano es curado con sal y contrabandeado principalmente a China, donde se utiliza para hacer sopa y se considera que tiene propiedades medicinales.
Según Reporte Índigo, las vejigas de totoaba se pueden conseguir en el mercado negro por precios más altos que la cocaína —más de US$60.000 por kilo—.
Las organizaciones no gubernamentales mencionadas por la revista señalan que esta actividad ilegal está muy ligada a los grupos del crimen organizado debido a sus grandes beneficios y a las leves sanciones.
“Muchos de los que trafican este pez no son ni siquiera castigados; sólo son detenidos, se confiscan sus bienes [...] y luego son liberados”, le dijo Miguel Rivas, de la asociación ambiental Greenpeace, a Reporte Índigo.
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Las autoridades mexicanas han incautado más de 7 toneladas métricas de pescado totoaba en los últimos cuatro años, según la Procuraduría General de México.
Este comercio ilegal se ve facilitado por la falta de personal que monitoree las aguas mexicanas, así como por la marginación social de los pescadores, quienes ven al totoaba como una fuente fácil de ingresos, según fuentes de Reporte Índigo.
El valor económico del totoaba aumentó desde los primeros años de este siglo debido a su creciente demanda en China, informó la revista. Actualmente, el pez se encuentra en la lista roja de especies en grave peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN por sus iniciales en inglés).
Análisis de InSight Crime
Por mucho tiempo ha habido indicios de que los narcotraficantes están participando cada vez más en el comercio ilegal de totoaba. En 2014, el caso del asesinato de un capo de la droga y jefe del crimen organizado mexicano estuvo vinculado a su presunta participación en el contrabando de totoaba.
Las incautaciones de la valiosa vejiga de este pescado en otras ocasiones han mostrado la gran escala en la que se realiza este comercio, así como su alta rentabilidad. En abril de 2013, las autoridades fronterizas de Estados Unidos incautaron más de 200 vejigas de totoaba, valoradas en US$3,6 millones, en una residencia en California.
Como lo señala Reporte Índigo, la debilidad de las autoridades mexicanas permite que el tráfico de totoaba sea una opción de bajo riesgo y altos beneficios para el crimen organizado. De las 1501 personas detenidas por la Procuraduría General desde 2009 hasta mediados de 2016 por delitos relacionados con el tráfico o por los daños causados a la flora y la fauna (ver Artículo 420 del código penal mexicano), sólo 918, es decir, algo más del 60 por ciento, pasaron por un proceso judicial.
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Según Rivas, esta ineficiencia se debe a la falta de personal y de fondos económicos, lo que significa que la capacidad de las autoridades se ve superada por el número de casos de delitos ambientales.
Incluso si son condenados, los traficantes enfrentan mucho menos tiempo de cárcel si son encontrados contrabandeando totoaba que si son descubiertos traficando drogas.
El totoaba no es el único producto de contrabando que pasa de los mares de Latinoamérica al mercado negro de Asia. El comercio ilegal de aletas de tiburón les ofrece enormes ganancias a los traficantes, y las autoridades mexicanas también han incautado cargamentos de caballitos de mar y pepinos de mar en ruta hacia el continente asiático.