La policía de El Salvador ha dicho que el aumento de homicidios indica que la tregua entre las pandillas del país ya no existe de manera eficaz, lo cual plantea interrogantes sobre si la violencia se debe a que los líderes de las pandillas han abandonado el pacto, o si es que han perdido el control de las filas.
Rigoberto Pleites, director de la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, dijo a los medios de comunicación que la policía creía que la tregua de dos años entre las pandillas rivales, MS-13 y Barrio 18, "técnicamente ya no existe, debido al incremento de los homicidios en los últimos meses", informó El Diario de Hoy.
Sin embargo, Pleites añade que no era deber de la policía pronunciar la muerte de la tregua, y que definir si esta tiene o no futuro depende de las decisiones tomadas por los líderes de las pandillas.
En El Salvador, se registraron 484 homicidios entre el 1 de enero y el 1 de marzo de este año, un promedio de ocho por día. Según Pleites, las pandillas callejeras fueron responsables de entre el 60 y el 70 por ciento de los asesinatos, y la mayoría de estos fueron por enfrentamientos entre ambos grupos.
Análisis de InSight Crime
La tregua de las pandillas en El Salvador se ha ido deteriorando lentamente desde hace algún un tiempo. Ricardo Perdomo, ministro de Seguridad y Justicia de El Salvador, dijo en noviembre pasado que la tregua estaba practicamente muerta debido a un aumento en la tasa de homicidios, especulación que fue alimentada tras el descubrimiento de fosas comunes vinculadas a las pandillas.
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Sin embargo, el pronunciamiento extraoficial de la policía sobre la muerte de la tregua es una marca en los procedimientos, especialmente cuando la tregua ha sido practicamente abandonada por los líderes políticos, antes de las elecciones. Es probable que todo lo que falte ahora es que los partidarios de la tregua y los líderes de las pandillas admitan el fracaso del pacto, y que empiecen a hacer un análisis sobre su muerte.
En el período inicial de la tregua, los líderes encarcelados demostraron una sorprendente capacidad para controlar a los comandantes de nivel medio de las unidades locales semi-independientes, o "clicas", y para reducir la violencia en general. El constante aumento de los homicidios plantean por lo tanto interrogantes sobre si estos líderes ya no mantienen la obediencia de las clicas, y si las facciones individuales tienen filas rotas y están actuando de forma independiente.
Si este es el caso, entonces esto puede representar una ruptura en la jerarquía de mando. Alternativamente, podría ser que la obediencia inicial fuera artificial y sólo una respuesta a la venta, por parte de los líderes de las pandillas, de los beneficios que recibirían de la tregua, a los líderes de las clicas. Si los líderes de las clicas ya no ven estos beneficios, esto podría explicar el retorno a la violencia.