El presidente de Estados Unidos Donald Trump ha acabado con una política histórica que ofrecía una vía legal para que los cubanos pudieran jugar béisbol profesional en Estados Unidos, una medida que seguramente beneficiará las redes de tráfico de personas, las que hasta hace poco eran la principal opción de los jugadores que querían salir de la isla caribeña.
La Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció la cancelación de un acuerdo firmado en 2018, mediante el cual se permitía a jugadores con contrato con la Federación Cubana de Béisbol (FCB) firmar con equipos de las Ligas Mayores del Béisbol (MLB por sus siglas en inglés) en Estados Unidos sin desertar de su país, informó ESPN el 8 de abril.
Aunque el embargo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba prohíbe a los estadounidenses hacer negocios con el gobierno cubano, la decisión del expresidente estadounidense Barack Obama de que la FCB se considerara aparte del gobierno cubano allanó el camino para el acuerdo del año anterior.
Pero su cancelación nuevamente hace ilegal que los jugadores cubanos sean parte de cualquier equipo de la MLB en Estados Unidos sin antes haber sentado residencia en un tercer país, como México. Esa residencia los libera de las restricciones del embargo estadounidense y les permite convertirse en agentes libres que cumplen con los requisitos para firmar con cualquier equipo de la MLB.
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“El acuerdo con la MLB busca parar la trata de personas”, afirmó la FCB en respuesta al anuncio, y añadió que la decisión solo perjudica a los deportistas, a sus familias y a los fanáticos del béisbol
Por otro lado, los delegados de Trump afirmaron que la política de la era Obama no evitó el tráfico de beisbolistas cubanos, sino que “logró institucionalizar” esa actividad criminal, según NBC News.
La decisión se conoce pocos días después de que la FCB anunciara su primera lista de 34 jugadores autorizados para firmar contratos directamente con organizaciones de la MLB. Desde la década de 1960, cientos de beisbolistas cubanos han desertado para jugar en la MLB.
Análisis de InSight Crime
La decisión de la administración Trump de impedir que los cubanos jueguen en el béisbol profesional en Estados Unidos solo servirá a las peligrosas redes de tráfico de personas que se lucran de introducir estos jugadores en el país.
En 2012, por ejemplo, la estrella de Dodgers de Los Angeles Yasiel Puig fue llevado a través de México en un peligroso viaje dirigido por una red de coyotaje asociada al temido cartel de Los Zetas, que fuera responsable de algunas de las peores masacres de migrantes de la región.
En un punto, lo dejaron en un hotel aislado durante más de un mes mientras los traficantes trataban de obtener más dinero. Originalmente habían acordado un pago de US$250.000, pero luego decidieron que Puig valía US$400.000.
En otro caso, el primera base de los White Sox de Chicago José Abreu fue extorsionado y secuestrado cuando viajaba a Estados Unidos. El agente deportivo que organizó el viaje fue sentenciado posteriormente por el tráfico de jugadores cubanos a cambio de unos US$20 millones de sus contratos, según el Miami Herald.
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Pese a los riesgos de encontrarse con organizaciones violentas como Los Zetas o con agentes corruptos para llegar a Estados Unidos, el beneficio para los jugadores cubanos que logran llegar allí es considerable.
Entre 2012 y 2018, por ejemplo, Puig ganó US$500.000 al mes con su primer contrato de siete años, por US$42 millones, con los Dodgers de Los Angeles. En 2019, el jardinero cubano jugará para los Reds de Cincinnati con un contrato de un año por valor de US$9,7 millones.
El salario promedio de los beisbolistas en Cuba, entre tanto, varía entre US$120 y US$175 mensuales.