El nuevo presidente de Colombia será elegido en una segunda vuelta que se perfila como un referendo de guerra o paz acerca de las negociaciones con los grupos guerrilleros, tras el triunfo del candidato anticonversaciones de paz Oscar Zuluaga en la primera ronda de votaciones.
Zuluaga, el candidato del partido Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, alcanzó el 29,3 por ciento de los votos, dándole cuatro puntos de ventaja frente al actual presidente del país, Juan Manuel Santos.
En tercer y cuarto lugar se ubicaron la candidata del partido Conservador Marta Ramírez, y la candidata del partido de izquierda, el Polo Democrático Alternativo, Clara López, quienes registraron 15,5 por ciento y 15,2 por ciento respectivamente.
Después de que se presentaran los resultados, ambos, Zuluaga y Santos, inmediatamente se enfocaron en lo que al parecer será el tema principal de la segunda vuelta –las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Zuluaga dijo a sus seguidores que va “a trabajar todos los días para que Colombia logre la paz”, pero sostuvo que será “una paz que beneficie solamente al pueblo colombiano”.
Agregó que un presidente “no puede ni debe ser manipulado por las Farc” a quienes llamó “el principal cartel de narcotraficantes del mundo”.
En su discurso, Santos dijo que en la segunda vuelta “vamos a escoger entre el miedo y la esperanza, entre los que no quieren la paz y los que estamos dispuestos a buscarla”.
Análisis de InSight Crime
Hay pocas dudas de que la victoria de Zuluaga sobre los demás candidatos representa una victoria para el expresidente Uribe y su campaña para sabotear las negociaciones del gobierno colombiano con las FARC. El candidato por si solo, contaba con poco reconocimiento y apoyo popular cuando ganó las elecciones primarias, y es casi seguro que la duradera popularidad de Uribe fue la que lo llevó a la victoria.
Uribe es uno de los críticos más feroces de las conversaciones de paz de Colombia, y aunque Zuluaga ha sido cuidadoso en no decir que pondría un fin inmediato a las negociaciones con la guerrilla, sus comentarios dejan pocas dudas de que éstas están condenadas en el caso de que llegue al poder.
Zuluaga dice que suspenderá las conversaciones a menos que las FARC acuerden un cese unilateral al fuego y, pese a que la guerrilla ha llamado en repetidas ocaciones a un cese bilateral al fuego, e incluso llegó a imponer su propio cese unilateral temporal, es altamente improbable que estén de acuerdo con la propuesta del candidato, pues los dejaría expuestos, vulnerables y a puertas de ser vencidos militarmente incluso antes de que un acuerdo político sea alcanzado.
Los comentarios del candidato, que califican a las FARC como un cartel de drogas, también son un claro mensaje para la guerrilla, que muy seguramente no estará dispuesta a negociar con un gobierno que se rehúsa a reconocerla como un actor político, pero que si la reconoce como uno criminal.
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La segunda vuelta está programada para el 15 de junio. Quién resulte ganador, puede depender de la manera en que Zuluaga y Santos logren atraer los votos de los candidatos perdedores. De estos, es más probable que apoyen a Santos en la continuación de las conversaciones de paz el 15 por ciento que votó por Clara López, y el 8 por ciento que votó por el candidato Verde, Enrique Peñalosa, mientras que el 15 por ciento que votó por Marta Ramírez será más propenso a cambiarse por Zuluaga.