Conducir un taxi se ha convertido en una de las profesiones más peligrosas en Honduras, donde el sector del transporte público está bajo constante amenaza de extorsión y violencia por parte de las pandillas.
En los últimos dos años, 153 taxistas han sido asesinados y otros 17 han resultado heridos tras violentos enfrentamientos, mientras que 32 pasajeros murieron, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (CONADEH).
En algunos de los casos más inquietantes, descritos por El Heraldo, una docena de taxistas fueron secuestrados y luego asesinados, un conductor fue asesinado delante de sus hijos, y otro fue asesinado a tiros por un joven de 15 años, mientras esperaba para recoger pasajeros.
Según la CONADEH, uno de los principales peligros que enfrentan los taxistas a diario es la extorsión por parte de las pandillas, con la posibilidad de que otros taxistas y policías también estén involucrados. The Associated Press describió un caso en el que un conductor de 68 años de edad fue asesinado a balazos por un joven que se cree que está relacionado con la pandilla Barrio 18, después de que el conductor fuera a la policía al no poder pagar la cuota de extorsión de US$1.000 que le exigían.
Análisis de InSight Crime
El problema no se limita a los taxistas: la extorsión en el sector del transporte público es un problema enorme en Honduras, especialmente en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula, donde se estima que los grupos criminales hacen más de un millón al año a través de los llamados "impuestos de guerra". La extorsión es tan grave hoy en día en Tegucigalpa que varias rutas de autobús han sido suspendidas, informó Proceso.
La extorsión a taxis es una amenaza que se presenta en toda la región del "Triángulo Norte" –Honduras, Guatemala y El Salvador- provocando que flotas enteras de taxis utilicen vehículos sin identificación, y prohibiendo la entrada a los conductores a ciertos barrios. El periódico salvadoreño El Diario de Hoy publicó recientemente una lista de diez lugares en el área metropolitana de San Salvador a donde los taxistas se niegan a ir.
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Tanto El Salvador como Honduras están tratando de hacer frente a la extorsión de autobuses. Las autoridades salvadoreñas han equipado algunos vehículos nuevos con accesorios de seguridad, como sistemas de posicionamiento global (GPS) y botones de pánico, así como el uso de lectores de tarjetas en lugar de efectivo.
Sin embargo, se han implementado pocas soluciones en cuanto a los taxis, cuyos conductores se quejan a menudo de que la policía es inexistente en las zonas controladas por pandillas, y que temen denunciar el delito ante las autoridades potencialmente corruptas. El resultado es una tasa de impunidad en torno al 95 por ciento para los asesinatos de taxistas en 2012 y 2013, según el CONADEH.