El especialista en seguridad Rubén Vargas se refirió a la zona cocalera más grande de Perú como una “bomba de tiempo”, en una conversación sobre las deficiencias de las políticas en la lucha contra las drogas de la administración saliente y sobre los retos que enfrenta el gobierno entrante.
En una entrevista con la revista peruana Caretas, Vargas dijo que cree que la administración del actual presidente Ollanta Humala “abandonó” a la principal región cocalera del país: el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Montaro (VRAEM), a la que describió como una “bomba de tiempo”.
Sin embargo, Vargas, quien ayudó a definir las políticas de interdicción de drogas del presidente electo de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, no fue totalmente crítico frente a la manera como Humala ha combatido el tráfico de drogas.
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Actualmente, la infraestructura militar del VRAEM es la mejor del país, con 8.500 efectivos militares, 1.500 policías y US$2,43 mil millones en inversión, señaló Vargas. Reconoció además que el gobierno ha logrado expulsar a la guerrilla de Sendero Luminoso del Valle del Alto Huallaga, que solía ser una de las principales regiones cocaleras de Perú.
Sin embargo, según Vargas, el narcotráfico en el VRAEM se ha fortalecido. Las autoridades decomisan sólo el 2 por ciento de la cocaína producida en esta región, que según el especialista, representa más del 70 por ciento de las 450 toneladas de cocaína que Perú exporta cada año.
Según Vargas, la administración Humala adoptó erróneamente una estrategia militar para combatir el “terrorismo” en el VRAEM.
Los problemas de dicha estrategia militar se derivan de la corrupción y la apatía de las autoridades, agregó, señalando que los traficantes han utilizado helicópteros del ejército para transportar cocaína a la costa.
Vargas explicó que la estructura jerárquica de los grupos narcotraficantes de los años noventa ha sido remplazada por un sistema fragmentado en el que pequeñas organizaciones controlan las diferentes etapas del proceso y se enfrentan por este control, lo cual causa que los niveles de la violencia aumenten.
Análisis de InSight Crime
Las políticas antidrogas de la administración Humala han tenido resultados diversos desde que asumió el cargo en 2011. La erradicación de la coca ha alcanzado niveles récord año tras año y el cultivo disminuyó 31 por ciento, pasando de 62.500 hectáreas en 2011 a 42.900 en 2014, según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Durante este tiempo, el Valle del Alto Huallaga ha sido un caso bastante exitoso. Dado que el gobierno se centró en la erradicación, la sustitución de cultivos de coca y los proyectos de desarrollo en la región, según explicó Vargas, el número de hectáreas de coca pasó de 12.421 en 2011 a sólo 1.555 en 2014.
Lo mismo no puede decirse con respecto a la región del VRAEM, que se convirtió en el principal bastión de Sendero Luminoso después de que el grupo fuera obligado a salir del Valle del Alto Huallaga en 2012. La política de drogas en el VRAEM ha sido un dilema para el gobierno de Humala, y ha cambiado su curso en numerosas ocasiones con respecto a la erradicación. En gran parte debido a la amenaza de Sendero Luminoso, las autoridades no han logrado erradicar los cultivos de coca, y los programas de sustitución de cultivos han resultado ser difíciles de implementar.
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Los esfuerzos de la administración Kuczynski para hacer mayor mella en los cultivos de coca en el VRAEM tomarán tiempo para mostrar resultados. Al parecer, el presidente electo continuará las fuertes medidas de erradicación de Humala, con miras a reducir el cultivo de coca a 25.000 hectáreas en el año 2021, promover la sustitución de cultivos y garantizar la presencia del Estado en el VRAEM (pdf). Pero no está claro cómo piensa alcanzar esos objetivos sin hacer frente a Sendero Luminoso primero.