La desarticulación de una organización que traficaba cocaína y marihuana de Colombia hacia Brasil ha revelado mayores conexiones entre el crimen organizado en ambos países.
Las autoridades capturaron a cinco hombres en el departamento de Putumayo, al sur de Colombia, por tráfico de narcóticos en la frontera con Brasil y por su venta a grupos brasileños, según un boletín de prensa de la Fiscalía General de Colombia con fecha del 3 de enero.
Al parecer los hombres tenían sus propias plantaciones de marihuana en el departamento de Cauca, Colombia, y usaban a miembros de las comunidades indígenas para trasegar drogas. Los cargamentos de cocaína y marihuana se almacenaban temporalmente cerca de la frontera brasileña antes de ser enviados en barco al vecino país.
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El boletín mencionó que la droga se vendía a organizaciones brasileñas, como el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), uno de los principales grupos criminales de Brasil, y la Familia del Norte (Família do Norte, FDN).
Esta no es ni de lejos la única conexión de narcotráfico reciente entre ambos países. En octubre de 2021, la policía brasileña desarticuló una banda narco que coordinaba vuelos y cargamentos para llevar cocaína desde Venezuela y Colombia hacia el noreste de Brasil. Las autoridades decomisaron tres avionetas y 19 barcos, así como activos por un total superior a US$1 millón.
Análisis de InSight Crime
Aunque gran parte del flujo de drogas hacia Brasil procede de Bolivia y Paraguay, la conexión con Colombia ha cobrado gran relevancia.
Con una producción récord de cocaína en Colombia, las organizaciones narcotraficantes en el país han tenido bastante producto para ofrecer a sus contrapartes brasileñas. En 2017, un reportaje de la revista brasileña Exame estimó que las organizaciones brasileñas compraban hasta el 35 por ciento de la producción de drogas de Colombia.
Aunque es difícil verificar este abultado número, sí puede afirmarse que Brasil se ha convertido en un importante exportador de cocaína hacia Europa. Agrupaciones como el Comando Rojo o sus rivales, el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), se han convertido en intermediarios influyentes. Su control territorial les permite conectar a productores de Colombia, como los Urabeños y disidencias, que pertenecieron a las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con mafias de Italia y Europa del Este.
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Pero como lo evidencia el nuevo operativo, la conexión de narcotráfico entre Brasil y Colombia no termina con la cocaína. La marihuana colombiana, en particular de la variedad “creepy”, también ha alimentado un mercado doméstico en crecimiento en Brasil.