Los países centroamericanos registraron un volumen récord de decomisos de droga el año anterior, lo que pone de relieve cómo la región se ha convertido en uno de los principales proveedores de cocaína no solo para Estados Unidos, sino también para Europa.
De las casi 248 toneladas de drogas decomisadas en 2021, unas 200 fueron de cocaína y las demás de marihuana, según cifras del gobierno recogidas por la agencia de noticias France-Press (AFP). El total representó un incremento de casi 70 toneladas sobre las 180 toneladas aseguradas en 2020.
Panamá y Costa Rica fueron responsables de casi el 80 por ciento de los decomisos en Centroamérica. Panamá incautó cerca de 128 toneladas, casi 40 toneladas por encima del récord anterior registrado en 2019.
Costa Rica incautó 71 toneladas de cocaína, un poco por debajo de su récord de 2020.
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Los enormes alijos de cocaína coincidieron con un aumento de los decomisos de narcóticos ocultos en contenedores de buques con destino a Europa, como lo señaló AFP. Los barcos se dirigían a puertos de España, Francia, Croacia, Países Bajos, Italia y Bélgica.
La principal fiscal antinarcóticos de Panamá, Marta Barrios, declaró a la AFP que el alza en decomisos en barcos de contenedores se debe a “la facilidad que presenta para los envíos a países de otros continentes”.
Análisis de InSight Crime
Centroamérica ha servido a los traficantes suramericanos como corredor de drogas para el trasiego de cocaína hacia Estados Unidos desde la década de 1970. Pero los grandes puertos en Panamá y Costa Rica se han hecho aún más apetecidos para los traficantes que buscan participar en la cadena de suministro de cocaína para Europa.
El levantamiento parcial de las restricciones por el COVID-19 y la producción récord han propiciado la llegada de una sobreabundancia de cocaína desde Colombia. A su vez, los traficantes han aprovechado la cercanía geográfica de Panamá y Costa Rica con ese país andino, según resaltó el ministro de seguridad de Costa Rica Michael Soto en entrevista con La Nación.
La mayoría de la cocaína trasegada hacia estos países llega por rutas marítimas bordeando las cosas del Pacífico y El Caribe, según el más reciente Informe Mundial sobre Drogas de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD). Gran parte de esta se transporta en lanchas rápidas y narcosubmarinos.
Pero el tráfico en contenedores se ha convertido en el método de preferencia para el trasiego de drogas hacia Europa. Mientras que Panamá es conocido por sus enormes puertos, Costa Rica también ha construido un sistema portuario que atiende ampliamente a Europa. Hacia esa latitud son comunes las exportaciones de frutas, que se han convertido en la carga favorita para traficar narcóticos hacia Europa, ya que debe moverse con rapidez para evitar que se degrade.
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También se ha observado la vulnerabilidad de estos puertos centroamericanos a la corrupción, tanto de funcionarios de seguridad como entre los trabajadores portuarios.
En Panamá, más de 50 personas, incluidos policías, fueron detenidos hace poco acusados de haber recibido, protegido y guardado grandes cantidades de cocaína para el poderoso grupo colombiano narcotraficante Los Urabeños, también conocido como el Clan del Golfo. En Costa Rica, por su parte, las bandas narcotraficantes se han habituado a almacenar y cargar cocaína en buques de carga atracados en sus puertos en el Caribe.