La imagen es impresionante. Un sargento de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, con el rostro hinchado y la nariz sangrando como resultado de una golpiza, es obligado a hablar frente a la cámara para pedir a sus superiores que dejen tranquilos a sus captores. Luego de eso fue liberado.
El video, divulgado el 28 de agosto, pero filmado unos días antes, se realizó al parecer cerca de la Troncal 10, una autopista que une los estados de Monagas y Sucre, en el norte de Venezuela. “Les pido, paren eso [en referencia a los operativos militares]…no se siga metiendo con la población, porque esos muchachos no se meten con usted”, obligaron a decir al soldado.
Los responsables se hacen llamar la Banda del Curi, por el alias de su líder El Curi, quienes capturaron al sargento en el municipio de Ribero. InSight Crime habló con varios agentes de seguridad y conductores que transitan por la autopista para tener una visión general sobre la banda. Estas fuentes solicitaron que se guardara su anonimato por temor a represalias.
Conformada por unos 60 integrantes, según hipótesis, la banda del Curi extorsiona a conductores de camiones y autobuses a lo largo de la Troncal 10 desde 2019, y además roban a quienes se niegan a pagar.
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Pero desde junio de 2021 se han redoblado los ataques, hasta culminar con la retención del sargento del ejército a finales de agosto. Aparte de un operativo del Ejército en 2020, en el que supuestamente murieron seis de sus integrantes, la banda del Curi no ha recibido mucha atención de las autoridades. Los agentes de seguridad entrevistados por InSight Crime le atribuyeron el hecho a los estrechos nexos de la banda con unidades militares locales, así como al apoyo y alertas de las comunidades locales.
Es posible, sin embargo, que esa impunidad esté por terminar. Desde la divulgación del video, el Ejército envío 200 soldados a detener a la banda y a comienzos de septiembre hubo varias capturas.
Análisis de InSight Crime
El cubrimiento del panorama criminal en Venezuela se centra muchas veces en amenazas a mayor escala, como los grupos guerrilleros colombianos que operan a lo largo de la frontera. Pero muchas veces las bandas más pequeñas han logrado consolidar zonas de control localizadas pero fuertes, que han resultado difíciles de desmantelar.
Según agentes de seguridad locales, El Curi tiene una reputación robinhoodesca en los pueblos cercanos a la autopista por su generosidad. Eso le ha permitido protegerse a sí mismo y a sus hombres.
La situación es similar a la de otras pequeñas bandas localizadas en zonas suburbanas o rurales, donde la presencia de cuerpos de seguridad y del Estado es menor que en las ciudades, por lo que pueden ganar poder y gobernar sin mucho impedimento.
Un ejemplo de esto es la banda de Carlos Capa, un pequeño grupo criminal dedicado a la extorsión, secuestros y robos en Valles del Tuy, una zona suburbana a las afueras de Caracas. Carlos Capa ha establecido su control en varios municipios de la region gracias a sus alianzas criminales y el apoyo que ha ganado de la comunidad, lo que le ha permitido sobrevivir por cerca de una década en el inframundo criminal.
En todo este tiempo la banda ha estado bajo la mira de cuerpos de seguridad en varias oportunidades, tanto por ataques a sedes policiales como por asesinar a oficiales.
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Sin embargo, ha logrado escapar de los intentos y operativos para atraparlo gracias a una red de informantes en todas las fuerzas locales, aunque no sin ver sus números disminuidos. En los últimos años Capa se ha visto forzado a mantener un perfil bajo para no atraer nuevamente la atención de las autoridades y así poder sobrevivir.
La Banda del Curi podría ser la siguiente. Sus acciones más recientes sin duda han aumentado su notoriedad, lo que podría intimidar a algunos camioneros más, pero también les pone un precio a sus cabezas.