En Ecuador, los pescadores han tomado las cosas por su cuenta para enfrentar los ataques de piratas que por largo tiempo han azotado las provincias costeras de ese país.
El 28 de junio, el medio informativo Ecuavisa informó que varios pescadores prendieron fuego a un barco anclado en el puerto de Santa Rosa, de la provincia de Santa Elena, en la costa oeste de Ecuador. Se dijo que el barco había sido usado en varias ocasiones por piratas para robar los motores de los botes pesqueros en el mar.
Los pescadores adujeron que ellos atacaron por la incapacidad de las autoridades para impedir los delitos marítimos, según recogió Ecuavisa.
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Un día después del ataque, representantes del sindicato de pescadores se reunieron con el gobernador de Santa Elena, Fulton Edulfo Anchundia Pacheco, con miembros de la marina y la policía para exigir el reconocimiento de la emergencia que atraviesa el sector pesquero.
En la reunión, Ramón González Suárez, líder de una cooperativa de pescaderías locales, relató en detalle cómo los ataques de los piratas azotaron el puerto durante años y que las autoridades no habían hecho nada para resolver el problema.
En respuesta, las autoridades prometieron reforzar los controles marítimos y pidieron a los pescadores que denunciaran los ataques a la Fiscalía General, como agregó el medio.
En enero de este año, los piratas asaltaron siete botes pesqueros frente a la costa del puerto de Anconcito en Santa Elena, también ubicado en el cantón de Salinas, informó Expreso. Durante el robo, ladrones fuertemente armados presuntamente robaron seis de los siete botes y quince motores en total, y dejaron a un pescador herido.
Grupos de piratas fuertemente armados que operan a lo largo de la costa oeste de Ecuador llevan años atacando los pequeños barcos pesqueros para robarles los motores, que tienen alta demanda y se venden por miles de dólares en el mercado negro. Como lo informó InSight Crime, estos motores muchas veces se usan a bordo de barcos que transportan narcóticos.
Análisis de InSight Crime
El robo de motores por parte de los piratas ha azotado por décadas la costa de Santa Elena y otras provincias ecuatorianas, lo que lleva a preguntarse por qué las autoridades no han perseguido ese delito.
Quienes quieran evitar ataques deben pagar a los piratas entre US$100-US$150 mensuales para garantizar su seguridad, según relata un reportaje publicado en 2019 por El Comercio. Quienes se resisten son muchas veces asesinados o heridos en el mar durante los asaltos.
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En una declaración en 2019, González compartió cómo por más de 25 años, los pescadores que trabajan en Santa Rosa han sido objeto de robos, asaltos y extorsión, y que a pesar de eso nunca se ha implementado un plan de seguridad importante.
Aunque las autoridades han abierto investigaciones y propuesto realizar patrullajes reactivos en algunas provincias, poco se ha hecho para atacar el problema en el foco. Eso ha implicado que algunos pescadores ahora prefieren no denunciar los ataques, lo que añade una capa más a un círculo vicioso.
Y aunque los ataques frente a la costa parecen haberse reducido algo durante la pandemia, siguen siendo una preocupación para los pescadores que arriesgan sus vidas y tienen pocas alternativas económicas.