La muerte de un alto líder del Comando Rojo cerca de Río de Janeiro plantea interrogantes sobre el éxito de los intentos coordinados de debilitar a una de las bandas más brutales de Brasil en los aspectos material y psicológico.
El 13 de enero, durante una redada policial en la comunidad Parque das Missões, del municipio Duque de Caxias, de gran importancia en la región de Río de Janeiro, la policía mató a tres integrantes del Comando Rojo (Comando Vermelho, CV) y detuvo a otros siete. La muerte que mayor revuelo causó fue la de Lindomar Gregório de Lucena, alias “Babuino”, líder del Comando Rojo en la ciudad.
En el operativo fueron capturados el hermano de Babuino y segundo al mando, además del responsable de supervisar las finanzas del CV en Duque de Caxias, en su mayoría generadas por el narcotráfico, la extorsión y el robo de vehículos, según un comunicado policial.
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El deceso de Babuino es especialmente notable por sus conexiones con Luiz Fernando da Costa, alias “Fernandinho Beira-Mar”, quien fue líder del CV, pero se encuentra en prisión desde 2002.
Según un comunicado de la policía, Babuino fue el “hijo adoptivo” de Beira-Mar y estaba encargado de supervisar el “Complejo Beira-Mar”, una serie de operaciones del CV en Duque de Caxias, lugar de nacimiento del antiguo líder.
Análisis de InSight Crime
Este último operativo contra el CV tiene implicaciones por dos razones distintas: debilitar la pandilla en una zona estratégica clave y debilitar la influencia y el legado de uno de sus líderes más prominentes.
Aunque la base de poder del CV se ha centrado por largo tiempo entre las favelas del Río de Janeiro central, Duque de Caxias se ha mantenido como uno de los lugares más importantes. Una ciudad de casi 1 millón de habitantes, al norte de Río de Janeiro, Duque de Caxias se sitúa a lo largo de la autopista BR-40, una de las principales arterias que conectan a Río con otras ciudades, como Brasilia y Belo Horizonte. También se encuentra junto al aeropuerto internacional Tom Jobim, de Río, punto de tránsito regular para el tráfico de narcoticos.
Pero el CV ha enfrentado múltiples intentos de arrebatarle Duque de Caxias. En primer lugar, la intensificación de la violencia entre el CV y el Tercer Comando Puro (Terceiro Comando Puro, TCP) en la ciudad. El TCP ha causado múltiples afrentas a sus rivales desde 2018, cuando se tomó el control de la favela Beira-Mar, lugar icónico para el CV.
Las milicias también han atacado al CV en Duque de Caxias, con al menos 20 homicidios en los últimos dos años por causa de esta disputa, como relata Globo. Milicianos, conformados principalmente de policías y militares activos y dados de baja, llevan largo tiempo enfrentados al CV en el estado de Río. El CV se ha ido replegando gradualmente, con la pérdida de control sobre varias favelas, hasta 2020, cuando las milicias fueron denominadas la empresa criminal dominante en Río de Janeiro.
También se conocen denuncias de que los operativos policiales contra el CV buscan ayudar a aliados de las milicias a tomar control de favelas controladas por esa organización.
El operativo en Duque de Caxias también puede diluir aún más la influencia que Fernandinho Beira-Mar aún pudiera tener en el CV. Desde 2008, ha sido trasladado con frecuencia de una prisión a otra, en gran medida para evitar que pueda consolidar alguna base de poder dentro de algún centro carcelario. Pero, sus hazañas y reputación le han permitido mantener seguidores.
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En su ciudad natal de Duque de Caxias, los miembros del CV siguen usando sus iniciales “FBM” en grafitis o en sus publicaciones en redes sociales, según un reportaje de Globo. Beira-Mar incluso quiso lanzar su propia empresa en 2019, para vender ropa y accesorios para teléfonos celulares con la marca “FBM”.
Después de llegar a la jefatura del CV con escasos 20 años, Beira-Mar pronto demostró ser crucial para ampliar la influencia internacional de la agrupación. Cerró acuerdos en Paraguay para abastecer al CV con un flujo regular de marihuana y luego huyó a ese país luego de escapar de prisión en la década de 1990. También se trasladó a Colombia y estableció una relación estrecha con Tomás Medina Caracas, alias “Negro Acacio”, alto comandante de la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Durante su estadía en Colombia, Beira-Mar estudió cómo crear una red criminal antes de comenzar a importar grandes cantidades de cocaína a Brasil, lo que lo convirtió presuntamente en el mayor narcotraficante del país. Fue capturado por el ejército colombiano y deportado a Brasil en 2001, donde sigue en prisión.
Más recientemente, Beira-Mar se declaró en huelga de hambre en 2021, luego de quejarse de "torturas", por un confinamiento en solitario durante seis meses en una cárcel de Mato Grosso do Sul.