La muerte de un importante comandante guerrillero en el sur de Colombia ha revelado una situación demasiado familiar: los líderes de grupos criminales pueden ser reemplazados, pero esto rara vez conduce a un cambio significativo en la situación de seguridad.
El 15 de agosto, las autoridades colombianas asesinaron a Anderson Perlaza Caicedo, alias "Borojó", en el municipio de Tumaco, departamento sureño de Nariño, informó por Twitter el presidente Iván Duque. Perlaza Caicedo era el principal líder de las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP), parte de la ex-FARC mafia, un término para grupos criminales disidentes que se negaron a desarmarse como parte del proceso de paz de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Se cree que el grupo cuenta actualmente con unos 220 miembros, según un investigador policial citado por El Tiempo.
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Borojó habría asumido el control del grupo en los municipios de Mosquera y Tumaco, Nariño, tras la muerte de su anterior comandante, Héctor David Segura, alias “David”. Borojó hacía parte del cartel de los más buscados en el país y la policía ofrecía una recompensa de hasta 100 millones de pesos (US$ 25.000) por información que ayudara a capturarlo.
Perlaza Caicedo fue una parte clave de una compleja red de ex-FARC Mafia de narcotraficantes en el sur de Colombia, que controlaba las plantaciones de coca más abundantes del país, la producción de cocaína y su envío a México y los Estados Unidos a través del Pacífico.
Análisis de InSight Crime
La operación policial en contra de Perlaza Caicedo fue cuidadosamente planeada. Los comandos colombianos habrían estado en la selva durante diez días hasta llegar a la comunidad del Bajo Jagua, donde sabían que visitaría a una novia.
Pero mientras que uno de los jefes de la compleja hidra criminal de Nariño puede haber sido removido, un sucesor está seguro de emerger. La historia de las GUP, liderada por Perlaza Caicedo, ejemplifica la capacidad ilimitada de renovación de estos actores criminales.
El surgimiento de las GUP es resultado de una división interna de otro grupo ex – FARC mafia, el Oliver Sinisterra, como resultado de disputas entre sus comandantes. Desde entonces, se ha convertido en uno de los muchos grupos que luchan por las economías criminales en Nariño, entre los que están el Ejército de Liberación Nacional (ELN), Los Urabeños, también conocidos como Autodefensas Gaitanistas y diferentes grupos de las ex - FARC mafia.
Es probable que el asesinato de Perlaza Caicedo conduzca al reconocimiento de alguno de sus subalternos y busque mantener la unidad del GUP, mientras otros grupos criminales buscan moverse en su lucrativo territorio.
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Esencialmente, su disputa con el Oliver Sinisterra por rutas del narcotráfico, hacia la zona rural de Tumaco, y que a principios de año había logrado desplazar hasta 400 personas en la región.
El trabajo de las GUP había sido bastante silencioso durante los últimos meses, y de acuerdo con la Fundación Conflict Responses (CORE), una organización sin fines de lucro en temas de seguridad, no tendría nexos con ninguno de los dos proyectos disidentes que intentan cooptar grupos independientes de excombatientes: la Segunda Marquetalia a la cabeza de Luciano Marín, alias "Iván Márquez" o las ex - FARC mafia alineadas con Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”.
Si bien esta rivalidad ha envuelto a la mayoría de los grupos mafiosos de las ex-FARC, mantenerse fuera del conflicto puede haber ayudado a las GUP a mantenerse independiente, pero también significa que no tuvo acceso a apoyo logístico y financiero.