Las autoridades brasileñas desarticularon una red criminal de tráfico de armas con una particularidad: el grupo importaba partes de armas y las completaban usando una fresadora computarizada para luego ensamblarlas.
Después de una investigación de dos años a la red, el 15 de marzo las autoridades brasileñas y estadounidenses allanaron sus instalaciones en Río de Janeiro y Miami, y decomisaron miles de armas, partes, municiones y equipo de manufactura. También se identificó al propietario de un restaurante de carnes en Boston por su participación en el lavado de dinero y distribución de las ganancias del lucrativo tráfico de armas.
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Según las autoridades, las partes de armas se enviaban desde Miami hacia diferentes lugares de Brasil por mar y aire, ocultas en contenedores o paquetes que llevaban soldadores, impresoras o teléfonos. Cuando las partes llegaban a Brasil, se transportaban hasta Vila Isabel, barrio de Río de Janeiro.
Allí, la organización usaba una Ghost Gunner y una fresadora portátil con cálculo numérico computarizado (CNC), específicamente diseñada para fabricar partes de armas en casa, con lo cual completaban las armas y las ensamblaban. Posteriormente, se cree que las armas pasaban a narcotraficantes, milicianos y sicarios, según el comunicado de la policía brasileña.
Lo curioso es que entre los investigados apareció un nombre conocido. Las autoridades designaron como persona de interés en el caso a Ronnie Lessa, policía retirado, quien se encuentra preso como sospechoso del asesinato de la activista de derechos humanos Marielle Franco en 2019.
Los investigadores no han revelado si Lessa era cliente o integrante de la red. Pero en 2020 el diario brasileño O Globo reveló que este compró anteriormente partes de armas por internet y las hizo enviar a la casa de su hija en Atlanta, Estados Unidos. Se dice que ella las reempacó y las despachó hacia Brasil para su ensamblaje final.
En un allanamiento realizado en 2019 a la casa de Lessa en Río se descubrieron 117 rifles M-16 desensamblados, y la esposa del expolicía fue detenida en julio de 2021 por tráfico de armas, luego de que la policía descubriera partes para ensamblar rifles AR-15 en un paquete que se dirigía a una dirección conectada con esa familia.
Análisis de InSight Crime
El uso de una fresadora con CNC se suma a las tecnologías, como impresoras 3D, susceptibles de usarse para la fabricación de armas en casa y que se están convirtiendo en una pesadilla para las autoridades que luchan contra el tráfico de armas.
La red de Río de Janeiro usaba una Ghost Gunner, una fresadora portátil con CNC que según la publicidad permite a clientes sin experiencia previa "fabricar rifles y pistolas no serializados en la comodidad y privacidad de su casa". La máquina usa bloques de metal, como aluminio, y los modela para crear marcos de pistolas y recibidores para armas, como AR-15 y AK-47.
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Aunque la Ghost Gunner no es una impresora 3D, hace parte de una tendencia similar. Después de este último allanamiento, Paulo Storani, excapitán del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Brasil (Batalhão de Operações Policiais Especiais, BOPE), relató a O Globo cómo algunas redes criminales en el país están fabricando armas de fuego con componentes de plástico y metal. Las partes metálicas, como el perno o el muelle de rebobinado se importan o introducen ilegalmente al país con más facilidad que un arma completa, y las impresoras 3D se usan para imprimir los componentes plásticos finales para producir armas de fuego totalmente funcionales.
Según Storani, estas armas de fuego tienen una duración de uno o dos disparos, pues el plástico no dura lo suficiente para soportar otros tiros.
Esta epidemia de "armas fantasmas" afecta a gran parte de la región, y se sabe que los carteles mexicanos, entre otros grupos criminales, las han usado. En febrero, el presidente estadounidense Joe Biden anunció una Campaña Nacional para el Control de Armas Fantasmas con el fin de enfrentar el problema. Sin embargo, dada la facilitad de divulgar consejos de manufactura y la popularidad de las impresoras 3D, varios expertos han advertido que el problema puede llegar a agravarse mucho más.
Y en Brasil, donde la administración Bolsonaro sigue relajando las leyes que regulan la tenencia de armas, las armas caseras pueden ser un problema para el país. Desde la elección de Bolsonaro, se ha incrementado en 65 por ciento la tenencia legal de armas, para completar 1,2 millones de armas registradas en el país. Sin duda, el número real puede ser 10 o 15 veces mayor que esa cifra, si se incluyen las armas obtenidas en el mercado negro, como lo estimó O Globo.