La ciudad de Santa Marta, al norte de Colombia, ha visto un aumento impactante de asesinatos este año a medida que pandillas más pequeñas están siendo reclutadas en una disputa de drogas a mayor escala.
Según el medio W Radio, hasta principios de agosto de este año, 101 personas habían sido asesinadas con armas de fuego en Santa Marta, capital del departamento de Magdalena. La cifra es apenas comparable con las 105 personas asesinadas hasta noviembre de 2020, según datos de la Fiscalía, recogidas por Caracol Radio.
Expertos en derechos humanos de la ciudad atribuyeron el aumento de la violencia a la expansión en Santa Marta de una de las mayores bandas criminales de Colombia, Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Las AGC habrían estado reclutando pandillas más pequeñas en la ciudad para trabajar para ellos, una táctica común que usan en todo el país.
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Su estrategia los ha puesto en disputa con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, también conocidos como Los Pachenca, un clan predominantemente familiar que ha estado en la región desde la creación de los grupos de autodefensa en los años ochenta, para combatir las guerrillas colombianas.
Esta disputa ha estado en curso desde 2019, pero las AGC parecen haber intensificado los intentos de controlar la ciudad en 2021. Según los investigadores citados por El Espectador, Los Pachenca todavía dominan la ciudad, controlando el 40 por ciento del microtráfico, otro 40 por ciento está dirigido por una pandilla liderada por el capo local, Elkin López, alias "La Silla", y las AGC controlan alrededor del 10 por ciento.
Análisis de InSight Crime
Tanto las AGC como Los Pachenca han sufrido algunos reveses en los últimos años, y Santa Marta parece ser un punto crucial que no pueden permitirse perder.
Las autoridades colombianas han estado haciendo todo lo posible para capturar al líder de las AGC, Dairo Antonio Úsuga, alias "Otoniel", uno de los hombres más buscados del país, arrestando repetidamente a sus familiares y aliados más cercanos.
Pero el grupo en sí se ha expandido en 2021, utilizando tácticas de franquicias para afirmar el control del microtráfico en ciudades cruciales como Santa Marta y Barranquilla. Las AGC incluso se han asentado en la vecina Venezuela como parte de una alianza criminal con otro grupo, Los Rastrojos.
Además de esto, ganar el control de Santa Marta, una de las principales ciudades del norte de Colombia en la costa, permitiría a las AGC expandir sus envíos de cocaína hacia el norte a través del Caribe.
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Los Pachenca son probablemente menos ambiciosos. Un grupo más pequeño, que nunca se ha recuperado completamente de la muerte de unos de sus comandantes, Jesús María Aguirre Gallego, alias "Chucho Mercancía", baleado por las autoridades colombianas en junio de 2019.
El grupo ha controlado los envíos de drogas a través de Centroamérica y el Caribe, pero nunca en una escala comparable a la de las AGC.
Como tal, Santa Marta, su histórica base de poder, es una fuente de ingresos necesaria del narcotráfico y la extorsión. En 2020, InSight Crime informó que Los Pachenca estaban haciendo un movimiento hacia la península de La Guajira al este de Santa Marta. Sin embargo, varios arrestos pueden haber frustrado ese intento.
De acuerdo con Lerber Dimas, investigador y profesor de la Universidad del Magdalena, hay una “reorganización” del territorio, en el que grupos como las AGC y Los Pachenca intentan cooptar espacios donde economías como el microtráfico y la extorsión puedan ser controlados por un actor, así como garantizarse el acceso a los puertos en la zona norte del Caribe colombiano, lo que podría justificar el incremento de homicidios.
“La estrategia del clan del Golfo ha sido identificar esas pequeñas estructuras barriales […] ha llegado a dotarlos de franquicias y nombres, para que ellos empiecen a eliminar la competencia, sacar grupos más pequeños y restarle espacios a otra organización criminal como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada”, explicó Dimas a InSight Crime.