El que habría sido quizá el mayor cargamento de metanfetamina enviado de Europa a América Latina ha sido incautado en Uruguay, lo que significa un posible punto de inflexión en el tráfico de drogas sintéticas entre los dos continentes.
El 5 de agosto, las autoridades uruguayas incautaron casi 43 kilos de cristal de metanfetamina en el puerto de Montevideo, que iban ocultos dentro de un cargamento de vehículos de segunda mano que se dirigía a Paraguay procedente del puerto belga de Amberes.
El buque había parado antes en Brasil y Argentina, según informó la aduana de Uruguay, pero es de bandera paraguaya, según fuentes de la Armada uruguaya que hablaron con El País.
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Amberes es una importante conexión con América Latina en cuanto al tráfico de drogas, incluso como exportador de MDMA europea. Solo en junio, por ejemplo, Chile interceptó casi 500.000 pastillas de éxtasis provenientes de Amberes y del vecino puerto de Róterdam, en Holanda.
Sin embargo, hasta ahora la metanfetamina se ha ido en su mayor parte hacia otro lado. InSight Crime informó en mayo sobre las crecientes cantidades de metanfetamina mexicana que llegan y transitan por Europa, así como sobre la creciente presencia de químicos mexicanos, especialistas en narcóticos, en laboratorios holandeses y belgas.
Esa ayuda podría explicar la incautación en Uruguay. Los químicos mexicanos no solo han estado fabricando metanfetamina, sino que además les han enseñado a los productores locales de MDMA —los mismos que suministran éxtasis suramericano— cómo hacer cristal de alta calidad al estilo mexicano.
Análisis de InSight Crime
La producción europea de metanfetamina, concentrada en Bélgica y los Países Bajos, sigue siendo pequeña en comparación con los enormes volúmenes que se elaboran en el estado mexicano de Sinaloa, el principal productor del mundo. Sin embargo, ahora pueden estar compitiendo en el emergente mercado suramericano.
A diferencia de los otros presuntos destinos de la metanfetamina europea, como Asia Oriental y Oceanía, el consumo de la droga en Suramérica sigue siendo extremadamente bajo, según el Informe Mundial sobre las Drogas publicado por la ONU en 2022. Los diversos informes indican que el consumo puede estar aumentando en países donde el uso de drogas sintéticas ya está establecido, como Argentina, Brasil y Chile.
En Brasil, por ejemplo, entre 2019 y 2022 ha habido más de una docena de incautaciones de varios kilos de metanfetamina en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, según un análisis de datos de código abierto llevado a cabo por InSight Crime.
Las cantidades provienen por igual de Europa y de México, lo que sugiere que a medida que el consumo continúa aumentando, el producto belga-holandés también estaría bien posicionado para satisfacer la demanda.
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Europa tiene excelentes conexiones de tráfico marítimo con el Cono Sur, además de una creciente experiencia en el contrabando de MDMA proveniente de un lado, y de cocaína, del otro. Tanto Uruguay como Paraguay, los países que participaron en la reciente incautación de metanfetamina, también se han vuelto cada vez más importantes como centros de tránsito de drogas hacia Amberes.
Si hubiera llegado a Paraguay, la carga de la droga fabricada en Bélgica probablemente habría sido llevada a países vecinos, como Brasil. La pregunta más interesante es qué método de pago utilizó el grupo criminal importador.
En 2020, un kilo de metanfetamina al por mayor valía en los Países Bajos alrededor de US$8.000, según el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT). Si se agregan los costos de transporte, pagar la metanfetamina europea en efectivo resulta excesivamente caro para los traficantes suramericanos.
Es por eso que existe una alta posibilidad de que se tratara de un intercambio de drogas: metanfetamina por cocaína. En Brasil ya se han detectado operaciones de trueque similares. En una investigación de InSight Crime en 2020 se descubrió que se estaban produciendo intercambios sistemáticos de MDMA por cocaína entre Europa y el estado de Santa Catarina. Del mismo modo, los intercambios de hachís por cocaína en Brasil y África Occidental llamaron la atención en 2021.